Monstruos devastadores fueron Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini, Pol Pot y otros muchos, todos ellos totalitarios, crueles, asesinos y destructores de pueblos y naciones.
Sánchez es nuestro monstruo “made in Spain”, todo un espécimen deplorable, ególatra, narcisista, cruel, peligroso, injusto, astuto, mentiroso y sin una gota de humanidad es su cuerpo.
Ama tanto el poder que no duda en traicionar a su país, a su pueblo, a la democracia y a la decencia con tal de mantenerse al frente del gobierno.
Sus fechorías son repugnantes y la cobarde España se las traga enteras, sin ni siquiera protestar. La última: negocia ya con ERC un referéndum de independencia para Cataluña, a pesar de haber negado muchas veces que lo aprobaría.
¿Cabe mayor humillación a la dignidad de España? ¿Dónde están los jueces, el Rey y la milicia? ¿No tienen el deber de defender a España?
Sánchez tiene la suerte de que las instituciones que tienen el deber de defender a España están acobardadas y paralizadas, permitiendo que el país y su legalidad sean devastados.
También cuenta con la ventaja de que el pueblo español se ha degenerado tanto que se ha hecho cobarde, insensible y ajeno a los valores y principios que hacen grandes a los pueblos del mundo.
Sánchez es un tipo sin control, libre para cazar la libertad, mentir, estafar y aplastar la verdad y la grandeza. En cualquier otro país de gente decente y democrática, con sus valores cívicos activos y con libertad y orgullo, un político como Sánchez estaría inhabilitado o encarcelado.
Solo una persona psicológicamente dañada está dispuesto a pagar un precio tan alto por conservar el poder: traicionar a su patria, desprecio y odio de millones de sus conciudadanos, desprecio en el plano internacional, división en la sociedad y en su propio partido, ser señalado como asesino de la democracia, soportar amistades inmorales y depredadoras, sentar a los repugnantes comunistas en el Consejo de Ministros, envejecer a alta velocidad, sentir vergüenza cuando se mira al espejo, ser un mentiroso empedernido, abucheos y pitidos por las calles y plazas, la seguridad de que pasará a la historia como un miserable, desprecios para tu familia y un futuro amenazado de cárcel, entre otras muchas carencias y afrentas.
Ha cruzado muchas líneas rojas y arriesga demasiado porque aunque España es un país de cobardes y la oposición de derechas española está castrada, sigue siendo cierto aquello de que "el que la hace la paga" y "el criminal nunca gana". Tarde o temprano, "a cada cerdo le llega su San Martín" y Sánchez tiene muchas probabilidades de terminar mal, como tantos tiranos terminaron.
Francisco Rubiales
