La senadora Lucila Crexell no debe querer que la tomen por tibia. Esta semana no anduvo con vueltas y salió con los tapones de punta contra el gobernador Omar Gutiérrez, aportando lo suyo para los posicionamientos en la interna del MPN. En una entrevista radial, Lucila dijo que no logra hablar con el gobernador, lo que considero grave para dos políticos del mismo partido. Acto seguido, lo calificó de soberbio y autoritario. La respuesta no se hizo esperar. Como si se tratara del regreso de un búmeran, recibió artillería pesada de la diputada Gloria Sifuentes (una especialista), quien le dijo –palabras más, palabras menos– que si algo no le gustaba se creara un partido propio. Algo parecido, aunque por lo bajo, le habían propuesto referentes del sector azul, encabezado por Gutiérrez y Jorge Sapag, al vicegobernador Rolando Figueroa en su afán por tomar vuelo propio camino al 2019. Moraleja: todo aquel que quiera irse que lo haga, dice, crudamente, el oficialismo provincial y partidario.Está claro que no es una recomendación sostenible de largo plazo para el MPN, necesitado como está de ganar terreno y contener dirigentes y militantes. Este año debería haber elecciones en el MPN, aunque todavía no hay nada confirmado. Vencen los mandatos de la Convención y la Junta de Gobierno, hoy en manos de Figueroa y del gobernador, respectivamente.
“Vamos a analizar qué es lo que más conviene electoralmente”, dijo Gutiérrez, en una entrevista con este diario, acerca de si habrá elecciones en el partido provincial y cuándo tendrían lugar.
Mientras, el 2018 dejó el primer escarceo en la interna del partido provincial. Seguramente no será el último, ya que lo que se discute es la sucesión del gobierno en el 2019.
Revista Opinión
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