Título: El mundo amarillo. Si crees en los sueños, ellos se crearán.
Autor: Albert Espinosa
Editorial: debolsillo
Ahora bien, también he de admitir que mi relación con el libro ha sido complicada. Podría decirse que lo he leído en dos sentadas y entre ambos momentos de mi vida han ocurrido cosas que han cambiado mi perspectiva vital, tal vez hasta he conocido a algún amarillo (pero eso lo tengo que reflexionar).
No le quito ningún valor a las experiencias vitales que Albert cuenta en el libro (todo lo contrario) pero, desde mi condicionado punto de vista, el libro flojea en la parte central. Sin duda me quedo con capítulos iniciales como “Las pérdidas son positivas”, “No existe la palabra dolor”, “Haz cinco buenas preguntas al día” o “Lo que más ocultas, es lo que muestra más de ti”. Sin embargo, en el camino el libro cae en demasiada simplicidad a veces y, tal vez por estar familiarizado con la obra del autor, todo remite a lo mismo (la gran Planta 4ª).
En cierto sentido también me he sentido abrumado por la cantidad de deberes que Albert manda en su libro: respira, haz listas, toma apuntes… Supongo que una vez más todo eso hay que relativizarlo y destilar de ello las enseñanzas entre tanta enumeración.
Nuevamente, llegando al final del libro me interesan las reflexiones sobre la amistad y llama sobremanera mi atención el capítulo de cierre dedicado a la muerte, del que destaca la filosofía vitalista de Albert. Porque, como sostiene en las últimas páginas, la muerte es parte de la vida, “la muerte no es mala”, “la muerte siempre dignifica, siempre te da un fin” pero en el camino será divertido buscar a tus amarillos.