Estos últimos días el diario “El Mundo” se ha lucido con dos “patinazos” importantes, ambos en su versión más burda (resucitando muertos en un artículo de la edición en papel y confundiendo definiciones en el diario on-line). No seré yo la que envíe a la hoguera a este medio, aunque os aseguro que mi culpa duele menos por la arrogancia que ha demostrado este diario derechista (y su mediático director) durante los grandes hitos de su trayectoria.
Además, mis sentimientos tiene un mucho de corporativismo profesional. Es más que seguro que en las grandes mesas de Dirección, Pedro J. Ramírez eche la culpa del problema de la bajada de la calidad informativa a los periodistas (echar la culpa a otros es un deporte fácil y sencillo). Y eso que muchos de los profesionales de este medio (y de todos) trabajan con contrato a fin de obra, o sin contrato, o en la versión “colaborador” (colaborador que por otra parte cobra unos 500 euros al mes, y la Seguridad Social corre por su cuenta), o como becario cuyo sueldo es más o menos el valor de un Creditrans.
Pero la calidad de la prensa no la ha matado Internet, ni los contenidos gratuitos, ni la crisis, ni la ausencia de consumidores. Con la calidad de la prensa ha acabado las denominadas “cúpulas de los diarios”, grupos de gestores económicos que, obviamente han aplicado los mismos principios económicos de moda que al resto de las empresas: bajada de costes, reducción de personal, absorción de equipos y centralización de servicios.
El problema es que un diario no se puede gestionar como a una multinacional. Ni aplicar la misma fórmula de capitalización que a una empresa de montaje industrial. Porque su valor añadido es la información objetiva y eso necesita muchas horas de trabajo para gestarse y madurar. Algo que precisa de equipos de investigación, tiempo y estrategia.
A la prensa siempre le ha gustado mucho la metáfora del “cuarto poder”. Y tener el respaldo de los grandes grupos políticos les ha hecho fuertes y egoístas. Así que ahora que la fuente de ingresos externos se ha secado (la gente ya no quiere gastarse 1 euro al día en prensa), ni llegan tantas cantidades de dinero provenientes de fuentes de financiación “externa”, y la publicidad ya no suministra fondos ilimitados a los medios, éstos no son capaces de idear una estrategia para seguir ofreciendo calidad y servicio.
Pues bien, este problema no es de los lectores. Al fin y al cabo, si llenaron los despachos de ejecutivos (las únicas nóminas decentes de un diario son ellos), exíjanles ideas o que devuelvan el Audi de empresa. O mejor aún, oblíguenles a aprenderse de memoria las teorías de los grandes pensadores como mi superhéroe Jeff Jarvis o Rosental C. Alves
Aquí os dejo el gran gazapo de esta semana de El Mundo. Para estar muerta, la protagonista del artículo tiene un aspecto estupendo…(La foto es un escaneo que he realizado yo, así que podéis reproducirla )
Aquí os dejo el segundo “gazapo de El Mundo” esta semana: En un artículo de su edición digital confundió los términos Hacker y Cracker – Donde dijo “Cracker” quiso decir “Hacker” – ( o sea, justo lo contrario)
…. y os dejo los comentarios de los lectores que aclaran el tema mejor que yo.
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