Ya no quedan hadas
El colombiano Jorge Franco ganó el Premio Alfaguara 2014 con esta novela, lo cual ya debería ser pasaporte suficiente para cualquier lector curioso, porque sus páginas corroboran de largo el galardón, ya que logra combinar en ellas lo que algún crítico ha calificado como una mezcla entre los hermanos Grimm y los hermanos Cohen. Dicho de otra manera, la suma del ambiente tradicional y el fogonazo propio de cierto tipo de cine siempre respetuoso con las buenas técnicas narrativas.
Pero para los lectores descreídos que huyen de los comentarios demasiado encomiásticos, la novela guarda más tesoros en su interior, como la combinación de los planos temporales, magistralmente utilizada por Franco para que conozcamos los antecedentes del señor Diego Echevarría, el magnate que se empeñó en construirse un castillo en mitad de Medellín, encerrándose a vivir en él sin importarle nada la anacronía, y sin importarle tampoco el sentimiento carcelario con el que crecería su pequeña Isolda.
En el otro lado, el grupo que compone un osado comando, capaz de secuestrar al prohombre con la esperanza de que ello les redima de una vida llena de penurias y sueños siempre por cumplir. Jorge Franco los presenta liderados por el Mono Riascos, quien a su vez también lidia con una madre posesiva, una especie de novia inconsciente e insatisfecha, y un turbador y caprichoso muchachito que pretende arrancarle algo más que regalos.
La Europa de los sesenta y setenta, las ínfulas desarrollistas de los países sudamericanos, las diferencias sociales, la inconsistencia de la vida, el refugio de una niña especial, incapaz de relacionarse con los humanos y aislada entre la naturaleza y los animales. Todo ello está suministrado con un ritmo que va tomando velocidad camino de un final celérico, porque ya no queda sitio para las hadas y el vértigo será el encargado de ir limpiando los secretos que el lector haya encontrado por el camino.
El mundo de afuera. Jorge Franco.Alfaguara. Madrid 2014. 312 páginas. 18 euros.