Ese hecho, casual y aparentemente inocente (que -será por la nieve- me recuerda la escena final de Ciudano Kane) será el hilo conductor y la conexión de por vida entre esas tres personas. Tres vidas ligadas entre sí hasta el la aparición del cuerpo de Boy Stauton en el fondo de puerto de Toronto, y que describe magistralmente Davies en cada uno de los libros.
Como ya me he deshecho en elogios en los comentarios anteriores, no me reiteraré bajo riesgo de resultar pesado. Hay simplemente quien tiene un don para escribir, y Robertson Davies lo tenía. Me han parecido todas magnificas, aunque de las tres me quedo con El quinto en discordia, por su poderoso ritmo narrativo y quizá por haber sido el descubrimiento de uno de los mejores escritores que he leído. Aunque probablemente las dos siguientes, algo más pausadas en su desarrollo, tengan más subtexto, como dirían sus propios personajes .
Este Mundo de los prodigios nos cuenta la historia de cómo Paul Dempster acaba siendo el famoso mago Magnus Eisengrim. Un relato que, como toda la trilogía, está lleno de símbolos y demuestra un conocimiento muy profundo de gran variedad de temas, con especial dedicación en este caso a homenajear al mundo del teatro y del ilusionismo. O tal vez a decirnos que no haya mucha diferencia entre el mundo del espectáculo y el espectáculo del mundo.
