Revista En Femenino

El Mundo del Preservativo para mí

Por Mamá Futura @MamiFutura

Entrada no apta para menores…

Desde que le he dicho adiós a los anticonceptivos hormonales, los preservativos son el anticonceptivo que ponemos en nuestra relaciones sexuales y siempre he querido dejar reflejado mi experiencia con ellos, la comparativa positiva y negativa respecto a los anticonceptivos hormonales.

Porque seamos realistas, no tienen nada que ver. A parte de todas las diferencias en sus beneficios tan bien explicadas en el mundo sin tener presente la experiencia propia, la vivencia de ambas son totalmente diferentes.

Siendo sincera, pensaba que el preservativo no tenía realmente ninguna ventaja que los anticonceptivos hormonales no pudieran suplir satisfactoriamente, ¡pero estaba equivocada! A parte de que no te afecta hormonalmente con cambios de humor o líbido que desaparece mágicamente, ¡es muy limpio! En lugar de recordar tener el papel higiénico, es recordar tener los preservativos, ¡y encima se pueden transportar más fácilmente!

(Me estoy leyendo y me siento un poco como la loca de la colina, pero alguien tenía que decirlo). Hay mucho tabú sobre lo sucio que es el sexo sin protección física.

Lo bueno de los anticonceptivos hormonales es que no te tienes que preocupar de llevar nada encima, no tienes que interrumpir el preludio para la penetración y tampoco te tienes que preocupar de cuánto dura el acto sexual en sí… Sólo tienes que disfrutar (o intentarlo).

Porque una de sus grandes desventajas para mí es que pierdes gran parte de la líbido. Llega un punto en el que aquello se convierte casi en obligatorio y ya no disfrutas del momento. ¡Y mucho menos buscarlo! Lo dejas ocurrir y aunque es agradable, sobre todo si la pareja se lo curra, no es “necesario”.

Con el preservativo tienes también grandes ventajas. Llega un punto en las relaxiones sexuales en el que el cuerpo te pide más y si en ese momento intercalas un segundo para ponerlo, aunque queda más evidente, no rompe tanto la magia como yo pensaba. (Claro que si es un “busca el preservativo en la cartera del pantalón, en el bolsillo delantero izquierdo”, sí se rompe). Pero luego es taaaan limpio. Llega el momento cumbre del clímax, donde todo el cuerpo femenino se relaja y te puedes permitir seguir relajando. (En este caso es la parte masculina quien se tiene que preocupar).

Eso sí, como el coito sea más largo de lo habitual, aquello se reseca y hay que lubricar de nuevo. Es otra interrupción que ayuda a desconcentrarse rápidamente, pero bueno… Vuelves a lubricar y todo vuelve a ser fantástico.

Según tengo entendido, para el hombre sí hay bastante diferencia según el preservativo. Yo no soy tan sutil, pero entiendo perfectamente que para él no es la misma comodidad uno más fino, que otro. Así que nosotros ahí estamos, experimentando entre las diferentes clases de condones.

¿Cuál me recomendarías?


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