Harriet Burden estuvo casada con el rico marchante de arte Felix Lord y expuso sus propias creaciones en los ochenta con poco éxito. A la muerte de su marido en 1995 decide volver a presentar nuevos trabajos haciéndolos pasar como de otros artistas, máscaras de la autora. En 2006 fallece y la profesora Hess decide investigar su trayectoria entrevistando a sus hijos y a otras personas que la trataron y estudiando los veinticuatro tomos de diarios que dejó. El resultado de todo es esta novela polifónica donde accedemos a un personaje desde múltiples ángulos. Hess anota, edita o transcribe las declaraciones de los entrevistados y las presenta y ordena de modo que pueda seguirse una relación causal en los hechos.
Burden es una mezcla de artista e intelectual, una persona profunda y culta de fuerte personalidad y carácter beligerante. Los pasajes de su diario están llenos de ideas, citas, lecturas e intereses nada mundanos (Husserl, Milton, Kierkegaard) alternados con episodios íntimos y con frecuencia extravagantes. El tema estrella es el arte visual y el mundillo adinerado y endogámico neoyorquino que se ha levantado alrededor. Su tesis sobre el prejuicio antifemenino en la recepción de la obra de arte queda demostrada por el éxito de sus trabajos presentados por sus tres máscaras, todos ellos varones.
Como libro, El mundo deslumbrante es un artefacto narrativo de gran complejidad y altura, que es lo que Hustvedt sabe hacer, una pensadora con alta preparación en arte, filosofía, ciencia y literatura. La ascendencia noruega de la escritora de Minnesota puede pesar en que sus libros sean mucho más europeos que norteamericanos. Densos, complejos y reflexivos. Se trata de una escritora minoritaria de ideas, por mucho que aderece sus tramas con populares toques sentimentales y cuestiones de actualidad (la prensa de cotilleos, el antisemitismo, los complejos que causa el propio físico). Lo que le interesa realmente es el psicoanálisis, cómo se orquesta la opinión pública, quien maneja la cultura, como influyen la celebridad, al raza o el género en la percepción del arte, y cuestiones así. Nunca ha escrito para entretener.
Como en sus anteriores novelas, Hustvedt logra reunir muchos ingredientes interesantes y los expone con calidad, pero, una vez más, fracasa en construir una historia y unos personajes verdaderamente atractivos en conjunto. Ha publicado dos libros de ensayos y esta es su sexta novela, la de más compleja construcción, la de argumento menos convencional y donde Hustvedt se muestra más apabullante de conocimientos.