Después de 65 años desde la Segunda Guerra Mundial, se ha instalado en el subconsciente colectivo de la sociedad occidental una sensación de paz eterna que nos hace pensar en la imposibilidad de una Tercera Guerra Mundial. Sin embargo, actualmente son muchos los conflictos que amenazan con destruir el sistema vigente y conducirnos a una posible guerra final, consecuencia del uso de armas nucleares por parte de los contendientes. Sobre todo en los últimos días se ha acentuado la tensión en tres zonas muy conflictivas por los intereses internacionales que en ellas hay dispuestos.
En primer lugar, el conflicto entre Colombia y Venezuela, provocado por la charlatanería y tiranía de Hugo Chávez. Creo que es importante hacer un breve recorrido por la historia de su régimen dizque democrático para argüir que lo que se está produciendo en Latinoamérica es un constante ataque a la libertad y un aherrojamiento marxista secundado por Hugo Chávez y la dictadura castrista. Los comienzos dictatoriales de Hugo Chávez comenzaron en febrero de 1992 con su golpe de estado contra el gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez. Al fracasar, siguió el modelo de Hitler después de su frustrado Putsch en la cervecería de Múnich, utilizar la vía democrática para llegar al poder. Venció en las elecciones de 1998 y se inició entonces lo que los marxistas se empeñan en llamar revolución, pero yo llamo golpe de estado, la revolución bolivariana. Tras la victoria de Chávez en 1998, comenzó un período autoritario de cierre de medios, amenazas internacionales y agresión contra Colombia a través de la colaboración con las guerrillas comunistas de las FARC, por lo tanto, es Hugo Chávez quien ha atacado primero. El socialismo del siglo XXI se está expandiendo peligrosamente por Latinoamérica, y ya ha plantado sus primeras semillas en Bolivia, con Evo Morales o Nicaragua con Daniel Ortega. Desde los sectores más afines a Chávez se ha tratado de definir a Colombia como una nación violadora de los derechos humanos, pero a continuación voy a exponer varios argumentos para demostrar las diferencias entre un gobierno legítimo y democrático como el de Colombia y una tiranía como la de Chávez:
Primeramente, Uribe no ejerce el poder de forma autoritaria. Prueba de ello es que el Tribunal Supremo de Colombia le denegó la reelección como presidente de acuerdo con la constitución. Me pregunto qué órgano venezolano sería capaz de hacer lo mismo con Chávez.
Además, a las elecciones colombianas se presenta una amplia gama de ideologías políticas, en cambio en Venezuela los partidos denominados “burgueses” no tienen ese derecho electoral. A todo esto se suma el cierre de medios que no son obedientes o la prohibición de la entrada a tierras venezolanas a algunos diputados extranjeros, véase el caso de Luis Herrero. Recordemos también cuando Chávez amenazó con sacar los tanques a la calle si perdía las elecciones. En Colombia, incluso algunos partidos comunistas sospechosos de trabajar con las FARC pueden presentarse a las elecciones.
Con todas estas características, no es de extrañar escuchar amenazas de Chávez a Colombia, eso sí, haciendo gala de su habitual demagogia hacia el pueblo colombiano.
Otro de los grandes conflictos mundiales tiene también su raigambre en el fanatismo marxista, en este caso en su vertiente estalinista. Es el caso de Corea del Norte, país que vive en una paranoia continua y, como fruto de esta enfermedad, realiza ensayos nucleares provocando a la comunidad internacional cual enamorado no correspondido. Éste es uno de los conflictos más incandescentes, ya que Estados Unidos está realizando entrenamientos militares con la ayuda de Corea del Sur con el fin de amedrentar a un estado psicópata. No debemos olvidar que Corea del Norte cuenta con el apoyo de la creciente China, cuyo capitalismo floreciente está enriqueciendo sus arcas públicas y, en consecuencia, su armamento militar.
Y por último, el ya tradicional conflicto arabe-israelí y la guerra contra los infieles occidentales impulsada por el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, que ha vuelto a amenazar a EEUU y Europa si continúan imponiéndole sanciones por su enriquecimiento de Uranio.
Estos tres conflictos dividen el mundo actual en dos bloques parecidos a los de la Guerra Fría: por un lado el bloque occidental, capitalista y cristiano o laico, y por otro lado el socialista e islamista. En mi opinión, EEUU necesita un líder fuerte para aplacar las provocaciones de estos países totalitarios. Por eso, el discurso de Obama es demasiado blando para mitigar las voces de odio contra occidente, tampoco fue adecuada la política de Bush, que sólo ayudó a enfurecer más a los radicales y a darle razones a su odio. Yo hubiera preferido a Hilary Clinton, pues ofrecía unas políticas de mano dura contra los totalitarios que pretenden imponer sus regímenes de terror.