En su poema “Vida” Charles Chaplin ya nos adelanta esta visión, inspirándonos a ir más allá … a trascender:
Atreverse supone abandonar la parálisis que nos separa de nuestros propósitos. Dar el salto que transforma la intención en acción, es una decisión que muchos prefieren evitar, por costumbre, comodidad o quizás, porque no logran darse cuenta que ya tienen todo lo que necesitan, para emprender su propio camino hacia el éxito personal.“El mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho más para ser insignificante”
Es de humanos paralizarse ante lo desconocido, por eso hay quienes prefieren estacionarse en la queja o el clamor por lo que aún no tienen y encuentran la justificación a su falta de acción, en cada acontecimiento externo capaz de confirmar sus creencias limitantes.
Lo anterior nos lleva a reflexionar: ¿Somos cobardes por naturaleza? O por el contrario, ¿Hemos sido educados para temer a los desafíos?
Probablemente, nuestra relación de atracción-evitación con el “atrevimiento”, proviene de la educación que recibimos al respecto. Sí revisamos brevemente su significado, empezamos a darnos cuenta que ser atrevido, suele asociarse con la determinación que alguien tiene, de exhibir actitudes o conductas riesgosas. Y es que, entre otras cosas, la palabra “atrever” para la Real Academia de la Lengua Española, puede entenderse como “insolentarse, faltar el respeto debido”; “llegar a competir, rivalizar”. Valoraciones, que podrían resultar poco atractivas o incluso hasta incómodas, para aquellos cuya estructura de pensamientos y acciones, se inclina naturalmente hacia el extremo más conservador de la balanza, en el mundo de la moral, las buenas costumbres y las relaciones sociales.
Entonces, la cultura de la cual hacemos vida, a través de la educación, las normas y los convencionalismos, moldea nuestras aproximaciones hacía lo que anhelamos o rechazamos y esto no nos hace naturalmente cobardes, aunque podría contribuir con la magnificación de nuestra “zona de miedo”, manteniéndonos siempre un paso antes de la “raya amarilla” de nuestras aspiraciones o ambiciones; alejándonos de nuestro potencial creador y de todo aquello de lo que seríamos capaces de lograr, si empezáramos a pensar que “nada es imposible”.
Sin embargo, al otro lado del extremo convencional se encuentran los otros, que a pesar del temor son capaces de cruzar la raya y de poner a prueba sus capacidades. Este tipo de personas, enfrentan lo desconocido, pues quizás mantienen una visión que les motiva a buscar eso que “sienten que aún les falta para poder avanzar”, en el recorrido que deciden emprender. ¿Y adivina qué? Son estas personas, las que hacen la diferencia al descubrir que ¡son sus propios líderes! quienes luego de conocer el éxito no se conforman, pues se atreven a ir cada vez por más, creando así al mejor estilo de los procesos de control de calidad, su propio ciclo virtuoso.
Al respecto, George Bernard Shaw decía
“Las personas que llegan a su meta son las que se levantan y buscan las circunstancias que quieren, y si no pueden encontrarlas las crean”.
¡La diferencia entre unos y otros (también la clave) está en LA MOTIVACIÓN!
Ese particular estado, que nos moviliza y transforma nuestras intenciones, en las acciones que nos permiten movernos hacia nuestra situación deseada y materializar lo que aspiramos. PERO, no es sólo eso, la motivación va más allá de la intención: es nuestra fuerza de voluntad puesta al servicio de nuestros intereses y anhelos, que nos empuja a actuar, resistir, persistir y no desistir, hasta que logramos alcanzar lo que nos hemos trazado como META.
Sin embargo, la motivación mucho tiene que ver con nuestro diálogo interno y lo que consideramos que somos capaces de alcanzar; por ende, nosotros mismos podemos llegar a ser nuestros mejores aliados y empujarnos hacia el movimiento, o por el contrario convertirnos en el pedal de freno para nuestras iniciativas. O sea, que sí empezamos a pensar que podemos hacer cosas, ya estamos a medio camino de fluir en la dirección del éxito.
Por eso, para LOGRAR lo que aspiramos, es fundamental dejar de cuestionárnoslo, contar con el combustible motivacional, confiar en nuestras propias capacidades y por sobre todas las cosas, en medio de nuestra chat interno ¡EVITEMOS CAER EN LA COMPARACIÓN! Recuerda que lo que estuvo bien para Pedro, Pablo o Juan, no necesariamente lo estará para nosotros… Cada quien avanza a su propia velocidad y nuestro éxito no depende de igualar al otro, sino de convertirnos en el mejor competidor que alguna vez haya participado en la carrera hacia nuestro propósito personal.
¡Todo lo que buscas está al otro lado del miedo, atrévete a vencerlo y da el paso hacia tu superación personal!
Photo: Free Gallery WP