A 24 horas para el gran partido, todo el mundo futbolístico mira de reojo a Barcelona, al Camp Nou. Donde se jugará una verdadera final adelantada.
Un partido a cara de perro donde los italiano parten con gran ventaja, pero en el que nadie se atreve a dar por muertos a los hombres de Pep Guardiola.
Llevarse la Champions no es fácil. Tan solo hace falta remontarse un año atrás. El pase a la final se decidió en el último suspiro, cuando el partido ya agonizaba y las lágrimas comenzaban a asomar por los ojos de los aficionados culés. El resto es historia: Incestazo, y los aficionados lloraron, pero de alegría.
El camino fue difícil pero se llegó al destino, en aquel caso Roma. Ahora es Madrid, geográficamente más cercana, pero de más empinado y rocoso camino.
Casualidades de la vida, las semifinales nos llevaron a Milán (otra vez Italia). Pero la naturaleza se enrabietó y explotó en Islandia (“la que ha liado el Guddy!” decían entre risas algunos jugadores cules) y obligó a un viaje a la vieja usanza, carretera y manta.
También las casualidades de la vida pusieron a Olegario Bequerença en nuestro camino. Y a Mou, un viejo conocido nuestro (y de Olegario). Demasiadas casualidades y un pésimo resultado: 3-1 y de vuelta a Barcelona, esta vez en avión.
Pareció que todo estaba en contra, justo cuando la Liga estaba al rojo vivo, y veníamos de ceder dos puntos al eterno rival, nos llegó otro mazazo.
El desánimo y la tristeza duraron poco, o al menos en mi caso apenas media horita. Vamos perdiendo en la eliminatoria, y que? Quedan 90 minutos y si lo damos todo por perdido ya, para que jugar el partido de regreso?
A día de hoy el ambiente es increíble, los aficionados están completamente volcados en el equipo. Un equipo que lo ha ganado todo, que nos ha regalado un año increíble, que nos ha hecho disfrutar como nunca del fútbol, que nos hace llevar el escudo de nuestro equipo con orgullo y despierta admiración en el rival. Por eso no se puede desfallecer al mínimo contratiempo, justo cuando el equipo más necesita a su afición. La grada jugará un papel importante, los jugadores lo saben, y por ello el llamamiento del otro día “El miércoles en el Camp Nou a las 20:00”. Ellos se dejarán la piel en el campo, la afición la garganta en la grada.
Algunos consideran esto un paripé o darle falsas esperanzas a la afición. Yo no lo veo así, la remontada es posible, pero difícil. El equipo se crecerá con los ánimos de la grada, y si es posible poner mínimamente nervioso al Inter, hay que intentarlo.
Desde Italia tampoco las tienen todas consigo, Mou no es tonto (podríamos ponerle varios adjetivos, pero no tonto), y si calienta el partido es porque es sabedor de la calidad del equipo al que se enfrenta. Que si el Barça no supo perder, que si Sneijder no se sabe si podrá jugar, que si la abuela fuma... Vamos, como si no conocieramos al portugués.
Pero no es el único, el propio presidente del Inter, echa leña al fuego asegurando que “el Barça intenta presionar al arbitro”. Alguien ha mencionado al árbitro? Me parece que no Sr. Moratti. El Barça va a animar a su equipo, no haremos como ustedes que colocar a Figo en el banquillo para estar bien cerquita de Olegario (vaya trio formaban...). A nosotros el arbitro nos da igual, siempre que no sea ese claro.
Mou le recordó a Xavi el arbitraje de Ovrebo cuando éste le preguntó si estaba satisfecho con la labor del portugués. Que rápido olvidó todo el mundo el arbitraje de la ida de las semis contra el Chelsea ¬¬. Pero bueno esta de moda decir que los arbitrajes benefician al Barça, y cuando no lo hace no influyen en el resultado.
A mi todo esta forma de calentar el partido por parte de los italianos me parece totalmente inútil... O a caso a alguno de vosotros os afecta lo más mínimo que lo digan?
A mi lo que me preocupa es no encajar goles, frenar la veocidad de diego Milito, las internadas de Sneijder, evitar la presión arriba de Eto’o, etc...
Yo ya tengo preparada la noche y estoy deseando a que llegué el momento de ver ese mosaico cubriendo el Camp Nou. Llegaré a casa algo más tarde que los aficionados al estadio (espero que el tráfico no me fastidie), con mi camiseta puesta y mis amigos esperando y sin perderse detalle de la previa.
Este es un partido para disfrutar. Y si no se consigue pasar a la final, no hay que rasgarse las vestiduras. El Barça es un grandisimo, en los últimos años es habitual verle en las semis y parte como uno de los favoritos. La derrota no ha de verse como una tragedia.
Los de Madrid respiraran tranquilos si el Barça queda finalmente eliminado (curioso que desde allí se le llame paripé a la preparación del partido por parte de la afición. Lo digo porque son expertos en resuciar a los muertos cuando más lo necesitan, eso va por Juanito). No hay nada que les pueda doler más a los madridistas es ver al eterno rival jugando la final de la máxima competición continental en su propio estadio, cuando ellos quedaron eliminados en octavos (y lo entiendo, a mi también me repatearía el estómago).
Pero una vez pase lo que pase, el fin de semana hay Liga, y allí también se dejarán la piel, no lo dudeis.