En el pasado, los mas fuertes y los que tenían mas méritos se imponían sobre los demás y gobernaban la Tierra, pero hoy son los mediocres quienes dominan el planeta. La ley de selección de las especies ha estado regulando el poder y la política hasta que se inventaron los partidos políticos, gracias a los cuales, la masa de mediocres organizados ha conseguido imponerse sobre la inteligencia, la fuerza y la virtud. Los partidos han cambiado el orden, logrando que los mediocres y los que menos valen impongan su ley a los mejores.
Los líderes populares de la Revolución Francesa, desde Robespierre a Dantón y Marat, sin olvidar al pensador Rousseau, y los creadores de la independencia de los Estados Unidos (Jefferson, Adans, Madison y otros) tenían claro que los partidos políticos constituían una aberración y algo contra natura. Y los prohibieron porque veían venir que con los partidos llegaría el imperio de la mediocridad y del mal gobierno.
La mediocridad es la gran herejía de nuestra época. Los mediocres se han apoderado del mundo y lo han cambiado todo, desde la política a la religión, sin olvidar los valores, las costumbres y las leyes. El dominio que ejerce la mediocridad es letal y está destruyendo, poco a poco, todos y cada uno de los logros y conquistas de la civilización, desde la libertad a los derechos individuales, pasando por la fraternidad, la honradez y el reino de la verdad.
Los viejos reyes y los nobles, que eran sus lugartenientes, se preparaban desde que nacían para gobernar, aprendían el uso de las armas y se entrenaban para vencer, pero los mediocres que ahora gobiernan el mundo son tan arrogantes y estúpidos que no se preparan para nada porque confunden el gobierno con el poder. No saben ser fuertes, ni practican los valores y ni siquiera aprenden idiomas porque lo único que les interesa es ganar votos y subyugar a los otros mediocres.
Con los mediocres han llegado la mentira, el abuso de poder, el egoísmo, la avaricia, la corrupción en todas sus facetas y un manto de impunidad que cubre a los poderosos y les preserva del castigo. Los mediocres se agrupan en esas manadas llamadas "partidos políticos" porque saben que separados no pueden lograr nada y que ni siquiera lograrían destacar en una sociedad libre y competitiva. Pero saben que agrupados son invencibles y que un océano de mediocridad es siempre mas fuerte que la aquellos seres superiores dotados de inteligencia, valor, decencia y generosidad.
En la política han dejado de destacar los mas fuertes, inteligentes y mejor dotados. Los antiguos elegían como reyes a los mejores y el pueblo les exigían mucho. Los primeros pueblos civilizados fabricaban incluso alimentos especiales para sus reyes, para que vivieran mas y se parecieran a los dioses. Aquellos reyes, fuertes y virtuosos, cuidaban de los suyos y se sentían responsables de su felicidad. Sus deberes eran tan notables como sus derechos y privilegios, hasta el punto de que los pueblos, si se sentían frustrados o traicionados por alguno de aquellos reyes elegidos, los destronaba y ejecutaba sin piedad.
Los nuevos políticos mediocres han cambiado la esencia de la política y del liderazgo. Para ellos, lo importante no es gobernar sino controlar el poder. Si se tiene el poder, creen que el gobernar es secundario porque los gobernados lo soportan todo y ellos se sienten protegidos detrás de sus privilegios y de sus policía, periodistas y jueces. Hacen justo lo contrario que sus antecesores, para los cuales lo importante era gobernar bien, siendo el control del poder una consecuencia del buen gobierno.
(Continua en el Cap. II)