Revista Cultura y Ocio
El Mundo se ha fraguado bajo el sufrimiento. Y para algunos nuestras quejas de una sociedad más democrática les parecerá algo pijo. Pero las cosas son como son. A mí me hubiera gustado nacer ya acomodado para toda la vida. Y me tocó lo que me tocó. Pero por eso no puedo dejar de quejarme en el entorno en el que me ha tocado estar. Tal vez para algunos ni les importemos un pepino porque para ellos casi somos casi sudarios (esa envoltura que guarda a los muertos). Todo lo arreglan echando la culpa a la chusma inculta que ellos mismos han fomentado. A más de uno han torturado por estornudar delante de algún mequetrefe que se creía maharajá y simplemente era un maraja más que murió como todos los demás morimos. El Mundo en el que vivimos se ha fraguado bajo el sufrimiento de aquellos que creían que había un Mundo mejor a conseguir. Los que odiaban la opulencia por nacimiento y ralea. Porque ellos no hicieron nada, al menos, la mayoría. Fueron los que fueron rebeldes al sistema los que cambiaron el sistema, porque este no es inmutable como algunos nos prentende hacer creer. La vida pasa por crecer, y la política no está excluida de esta premisa. El Mundo se ha fraguado bajo el sufrimiento de los que no han podido alzar su voz porque otros se lo han impedido. Y la Historia ha demostrado que aún sin esa voz, finalmente, han cambiado una Sociedad ideada por recurrentes principados e indecorosos lameculos. Y todo lleno de redundancias.