CURSE OF CHUCKY (Don Mancini, 2013)Tras la pésima acogida que tuvo la quinta entrega, la saga del muñeco asesino más famoso de la historia del cine parecía quedar enterrada de por vida. En la incomprendida La semilla de Chucky (Don Mancini, 2004) asistimos a una delirante reunión familiar que dejó a un lado la oscura historia de Charles Lee Ray para centrarse, de forma más cómica, en las relaciones de Chucky con su novia Tiffany y el andrógino hijo de ambos, Glen/Glenda. Ahora Mancini, guionista de las cinco entregas además de director de la última, se pone de nuevo tras la cámara para llevar a cabo la sexta entrega de una saga que parecía ya finiquitada.
Sin obviar los hechos sucedidos en las dos entregas anteriores aunque pasando por alto cualquier mención a la descendencia de la pareja de plástico, la historia se centra en la eterna lucha de Chucky (con la voz de Brad Dourif repitiendo en el papel) por encontrar un cuerpo con el que intercambiar su alma y cuyo nuevo objetivo es esta vez la familia de Nica, una joven postrada en una silla de ruedas desde que nació y que está más que ligada a la vida del psicópata Charles Lee Ray ya que la madre de la protagonista había sido secuestrada por el propio asesino horas antes de su muerte y posterior reencarnación en el diabólico muñeco. Así pues y aunque estemos ante un aburrido guion lleno de tópicos y situaciones absurdas, cabe destacar que funciona como continuación fiel al resto de la saga, sumando así más historia a la biografía de un psychokiller nacido a finales de los ochenta de la mano de Tom Holland (director de aquel otro clásico que es Noche de miedo, 1985) y del propio Mancini en la que no podían faltar, para sorpresa del público, los personajes de Jennifer y Andy Barclay.Considerando la saga de Muñeco Diabólico como de segunda fila dentro de cine slasher, viviendo ésta su propia resurrección en pleno resurgimiento del terror adolescente en 1998 presentándonos a Tiffany de la mano de una excelente Jennifer Tilly (de lo mejorcito, pese a quien le pese, de la saga) y, tras el traspiés de la quinta parte, Curse of Chucky no es más que una vuelta a los orígenes, un regreso a aquel aire de telefilm de sobremesa adornado con algunos momentos gore y un suspense más bien escaso del que abusaron las tres primeras entregas.Lo mejor: las dos sorpresas finales.Lo peor: un guion muy previsible adornado con una serie de personajes planos con los que es imposible empatizar.
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