Revista Comunicación

El Murdoch que yo conocí

Publicado el 09 julio 2011 por Josesanclemente

A Finales de 1989 Ruppert Murdoch adquirió el 25% de las acciones de Grupo Zeta mediante una ampliación de capital de más de seis mil millones de las  antiguas pesetas.  En aquel momento yo era consejero de Grupo Zeta y tenía bajo mi responsabilidad el área de los periódicos regionales entre ellos, El Periódico de Cataluña.
Ello me dio la ocasión de conocerle personalemente. Tuvimos un par de reuniones. Recuerdo que en la primera, con algunos de sus ejecutivos, me comentó que la primera "sinergia" que estableceríamos con su entrada en Zeta era la de la compra del papel. Murdoch  entonces, entre sus periódicos  y revistas australianos e ingleses, compraba algo así como el 10% de esa materia prima en el mundo. Nosotros apenas deberíamos representar escasas décimas en el consumo. Cual sería nuestra sorpresa cuando cotejamos los precios de compra y los nuestros eran ligeramente inferiores a los suyos... Creo que estuvo apunto de despedir a varios de sus ejecutivos ... La consecuencia fue que obligó a bajar los precios del papel que consumían sus periódicos y causó un serio desequilibrio entre los proveedores.
Murdoch tenía todo controlado relativamente: Nos impuso un método de cuenta de explotación que a él, decía, le daba un perfecto conocimiento de la evolución de sus compañías y que consistía en tener avances de resultados cada mañana a las nueve en su despacho, allá donde se encontrase. Cada director y cada gerente le hacía un informe de la publicidad y la difusión del día anterior y una estimación del cierre previsible del mes. 
Una noche Murdoch  ,quiso visitar nuestras rotativas en Barcelona a la hora en que se imprimía El Periódico. Nuestras máquinas debían ser minúsculas comparadas con las de sus diarios de gran tirada, pero se quedó parado examinando como cambiaban las bobinas de papel los empleados de nuestros talleres. Al cabo de unos minutos me dijo: "Veo que solo hay dos trabajadores  por cada bobina a la hora de los cambios en cada cuerpo de la máquina". Sí eso es , le respondí. Son suficientes, añadí. "Ya, insistió, los son, pero en Londres los sindicatos obligan a que sean cuatro"... "Ustedes serán siempre más rentables que los periódicos ingleses", añadió preconizando un futuro que hoy no se ha hecho realidad.
La última anécdota se dio en un consejo de administración al que llevé la inversión en un nuevo edificio al que se trasladaba nuestro periódico de Barcelona. Murdoch no entró en los números, solo me aconsejó: "Hagánlo bien ajustado a las necesidades actuales. Si crean espacios holgados éstos acabarán llenándose de empleados"...
Curioso personaje. a los pocos meses quiso adquirir una porción más grande del capital que ostentaba mayoritariamente Asensio, presidente de Zeta, éste le dijo que no tendría opciones de adquirir más acciones y acabamos recomprándole su participación por menos precio del que había desembolsado,
Quería mandar y, como no lo consiguió, se retiró de Zeta y de España.
El  imperio mediático del Murdoch de hoy, más de veinte años después, es al menos veinte veces  más poderoso  que el de entonces, tanto en volumen de negocio como en los medios de comunicación que ostenta, Wall Street Journal incluido. Este australiano octogenario acaba de tomar la decisión de cerrar el News of the World, el dominical con mayor tirada en Europa y en EEUU, debido a  las escuchas ilegales de sus periodistas, la contratación de detectives y policías y el pago para obtener informaciones exclusivas.
Todas esas prácticas para realizar un periodismo sensacionalista y, visto lo visto, sin escrúpulos, no debía estar en los preceptivos informes de las nueve de la mañana elaborados por sus fieles directivos. O si lo estaban, no los quiso ver. Murdoch no me parece el tipo de propietario que no esté y no quiera estar al caso de todos y cada uno de sus negocios. La edad, y los muchos frentes que le toca dirigir, pueden haberle menguado su capacidad de control, pero estoy convencido de que estaba al corriente de que el periodismo que practican algunos de sus medios más sensacionalistas es de dudosa honestidad. Lo mismo que, como propietario de la cadena Fox  y del WSJ en EEUU, marca la política a favor del Tea Party y en contra de Obama al que somete a encuestas manipuladas para dar una versión equívoca del presidente norteamericano.
Si cierra definitivamente el News es seguro que lo hace por intereses mayores, porque en el mundo que corre hoy, será difícil que esta "anécdota" de espionaje periodístico, sea el inicio de la caída del magnate del periodismo mundial.
Hoy pensaba qué hubiera sido de nuestro diezmado periodismo si Murdoch hubiese accedido a controlar Grupo Zeta o, si como dicen algunos, invierte ahora en España en algunos de los maltrechos grupos de comunicación.


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