Por José Manuel Beltrán.
El Camino de Santiago, acantilados donde se descuelgan verdes praderas, pequeñas localidades donde se respira un ambiente a mar, buena gastronomía regada con su peculiar txakoli, naturaleza, deporte y patrimonio cultural a lo largo de toda la Costa Vasca. Getaria, además, rinde homenaje a su hijo ilustre, Cristóbal Balenciaga, en lo que es el primer museo en el mundo dedicado a un modisto.
De muy reciente inauguración, junio de 2.011, el Museo Cristóbal Balenciaga es el primero en el mundo dedicado en exclusiva a un modisto. Encaramado en lo alto de una pequeña colina, aún en pleno centro de la localidad, el museo se ha construido como un anexo al Palacio Aldamar. Su fachada principal, totalmente acristalada y de plano vertical, intenta ser neutral con lo que es el antiguo Palacio. Esta fusión me resulta, como poco, peculiar aunque será cuestión de acostumbrase tal y como también pasó con la “polémica” pirámide del Louvre.
No soy ningún experto en moda y de hecho ¡válgame Dios, he de reconocerlo y ser sincero!, este campo no figura dentro de mis atracciones preferidas. Sin embargo, como ocurre con los gatos, la curiosidad mata y yo no descarto nada, es por eso que así lo contamos en este blog.
Christian Dior lo llamó “el Maestro de todos nosotros”; Cocó Chanel lo identificó como el auténtico “couturier”, o lo que es lo mismo aquel que es capaz de diseñar, cortar, montar y coser un vestido de principio a fin. Balenciaga logró en vida el respeto y la admiración de sus exigentes colegas gracias a técnicas perfectas que aún hoy nadie ha sabido superar.
Con tan solo 22 años, allá por 1.917, abrió su primer taller de alta costura. Posteriormente, y antes de establecerse en París en 1.936, sus establecimientos ya se encontraban en San Sebastián, Madrid y Barcelona.
Grandes estrellas de Hollywood lucieron su vestuario en más de una veintena de películas en las que participó en su diseño. Ava Gadner, Romie Schneider, Brigitte Bardot, Marlene Dietrich o Ingrid Bergman figuran entre ellas; al igual que con directores y realizadores como Stanley Kramer, Marcel Carné o el mismo Alfred Hitchcock. Algunas de estas piezas se encuentran expuestas en el museo al igual que otras, cedidas o donadas por sus clientes o familiares.
El museo cuenta con tres espacios diferenciados, con un total de seis salas a lo largo de sus cuatro plantas. Quizás sea por resaltar la exposición rotatoria de las aproximadamente 1.500 piezas que se exhiben por lo que la mayor parte de las salas ofrecen, a mi entender, una excesiva oscuridad. “La moda es cíclica: siempre vuelve” y, ya se sabe, va en gustos. Cierto es que, en el momento que hacíamos nuestra visita, era el único hombre que pululaba por sus salas; aún así, tampoco salí del todo defraudado. Ahora te toca a ti, si estás por la zona, interesarte por este museo.
El precio de la entrada normal es de 10€, con una reducida de 7€ para jubilados y jóvenes (hasta 18 años, aunque los menores de 9 entran gratis). Aconsejable es poder tener actualizados estos datos y el cómo llegar. Para ello nada mejor que visitar su página web.
Nuestra parada en el Museo Cristóbal Balenciaga tocó a su fin; llegaba el momento de la fonda. Parada y fonda de un viajero te lo ha contado y, como siempre, te desea SALUD ciudadano viajero.
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