Por José Manuel Beltrán.
Considerado como el mejor museo de China, en sus cómodas dependencias se exponen más de 130.000 piezas que abarca más de 8.000 años de su historia.
Con una entrada limitada a 8.000 personas por día, abierto todos los días de la semana, y con acceso gratuito desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde (¡cuidado, no se permite la entrada pasadas las 16,00 horas!), el Museo de Shanghai se ubica en la famosa Plaza del Pueblo (People’s Square). Muy cerca de él, o viceversa, se localiza el Bund, el Jardín y Mercado de Yuyuan y el famoso barrio de Xintiandi.
La Plaza del Pueblo es el epicentro del centro administrativo de Shanghai. Enormes edificios como el del Centro de Planificación Urbana, el Auditorio, el Gran Teatro de Shanghai, o el también Museo del Arte, junto con el Museo de Shanghai se ven desahogados por un espacio verde, el Renmin Park, donde al igual que ocurre en muchos de los parques de China podremos observar a muchos jubilados realizando prácticas deportivas o de juego.
El Museo de Shanghai fue creado en 1.952, aunque su actual estructura arquitectónica data de 1.996. Su forma circular viene a significar lo que los chinos entienden como es el mundo: un cielo redondo y una tierra cuadrada; tierra sobre la que se asienta el museo. Cuenta con una amplia planta baja, más otras 3 superiores. En la planta baja, además de la sala de exhibiciones, se encuentra la galería dedicada al bronce (con más de 400 piezas), y otra más dedicada a la escultura antigua, con más de 120 piezas de bronce, piedra y madera de entre los años 460 a 1.600.
La litografía, la escritura, el mobiliario empleado y su evolución según las diferentes dinastías gobernantes, la caligrafía y la pintura; la porcelana y, sobre todo, la sala en la que se exponen más de 300 piezas de la piedra de jade hacen de este museo una visita obligatoria porque, en China, no todo son compras.
Me resultó muy agradable observar como familias enteras con niños, de todas las edades, efectuaban visita al museo; de la misma forma que mi asombro aumentaba cada vez que a cualquiera de los locales les hacíamos, o nos hacíamos con ellos, una fotografía. Está claro que nosotros éramos los exóticos, hasta tal punto que dudaba si, para ellos, debíamos estar dentro del museo. Pero no, el museo tiene objetos mucho más importantes que nosotros.
Llegar a él es muy sencillo, ¡no te puedes perder!. Bien sea por medio de las líneas del autobús 6, 46, 71, 123, 574 y 934, o, quizás más rápido y sencillo, tomando el metro: líneas 1, 2 y 8, estación People’s Square. Espero que lo disfrutéis, eso si, siempre con salud, ciudadanos viajeros.
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