Hoy hace once meses que nació mi hijo y echo la vista atrás y me parece que fue ayer cuando estaba en la sala de partos con Alejandro sobre mi pecho, tan frágil y bonito...abriéndole los ojitos a su papá cuando escuchó su voz llamándole y buscando su "teta" a los minutos de nacer.
Cuando tenemos un hijo no sólo nos convertimos en padres, sino en personas nuevas, que cada día aprenden algo nuevo y viven la alegría de ver crecer y avanzar a sus hijos. Siempre pensé que se me iba a dar de lujo esto de los niños (los de los demás siempre los cuidé bien), pero desde el preciso instante que tu hijo sale al mundo te das cuenta de que tu tambíén estás naciendo, como madre, una experiencia jamás antes vivida y que no tiene nada que ver con cuidar los hijos de otro durante unas horas. Ser madre es duro, no nos engañemos, pero también es la experiencia más gratificante de nuestra vida. Mi hijo me ha enseñado a ser feliz, me ha enseñado a ser más responsable, a luchar como nunca antes lo hice, todo por y para él. Nosotros criamos a nuestros hijos con amor y paciencia, pero ellos también nos dan mucho a cambio.
Cada logro, cada dientecito nuevo, cada gorgojeo, cada palabra, cada gracia, cada sonrisa de nuestros hijos se convertirán en momentos llenos de alegría e ilusión para los padres.
A continuación os dejo el video del alumbramiento de nuestro hijo, fué un momento mágico y lo quiero compartir con todos vosotros.