Los ciudadanos están hastiados de cobardes y de corruptos egoístas y buscan candidatos distintos para entregarles el poder. Están decepcionados con los viejos partidos y con los líderes que se presentan como demócratas sin serlo. No quieren tener al mando políticos que cobran no por solucionar problemas sino por crearlos y por no resolverlos. Están tan hartos de miserables, corruptos e inútiles que hasta se sienten preparados para soportar a un tirano, con tal de que sea eficaz y acabe con las lacras, abusos y el poder de los mediocres. Publicamos hoy como artículo un comentario de Vanlop sobre el deseo de tiranos eficaces que están experimentando muchos pueblos, entre ellos Francia. En España, el auge de VOX y de Podemos solo se explica desde el deseo creciente de los extenuados y decepcionados ciudadanos de entregar el poder a personajes y partidos drásticos y fuertes, capaces de adoptar medidas desesperadas. La situación de España no parece tan grave como la de Francia, sobre todo en las calles, pero España, aunque no lo parezca, está más cerca del colapso económico y de la destrucción que la deteriorada Francia. ---
Nos han explicado hasta la saciedad cómo llegó Hitler al poder, de modo que se supone que deberíamos estar vacunados contra eso y jamás entregar nuestros votos a alguien así. Pero parece que estamos condenados a repetir lo mismo, una y otra vez, como si se tratara de un día de la marmota eterno.
He leído un artículo de opinión sobre lo que ocurre en Francia. Al parecer, el candidato Zemmour, que no gusta a nadie, se va a llevar millones de votos (salvo pucherazos).
Lo explica en la red social Twitter, Mila, una adolescente de Isère que se hizo célebre tras recibir amenazas de muerte creíbles a raíz de un vídeo crítico con el islam que colgó en redes.
«No me gusta Zemmour, y animarle va contra mis valores», se lee en la cuenta de Mila. «Pero estoy tan aterrorizada en mi propio país que me digo a mí misma que no tenemos más remedio que pasar por esta radicalización aunque no me guste”.
Y también dice: “No me gusta su violencia y sus simplificaciones. No me gusta su fascismo, su desprecio y su estrechez de miras… Lo que quería decir [en su anterior tuit] es que creo que se necesitan medidas drásticas para poner fin a la violencia que se ha desatado”.
Según esto, que tiene mucho de sentir general, Macron no es más que un cadáver insepulto, a falta del día de las votaciones para que pase a la jubilación. Marine LePen, no tiene la menor posibilidad, en especial si tenemos en cuenta que su padre dijo que Zemmour era un buen candidato.
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Los franceses perciben la situación como desesperada, cosa que aún no ocurre en España, aunque cada día sentimás más desesperación y angustia, parecidas a las que sienten los franceses, que al menos tienen una economía razonable y no arruinada, como la que gestiona el gobierno español.
Hace unos años estuve en Francia y el ambiente callejero era similar al de aquí. Muchos ‘magrebíes’ por la calle, pero de forma normal y dedicados a sus asuntos. Parece que desde hace un par de años la situación ha cambiado y ya muchas calles no son seguras, no ya los guetos cerrados, en los que ni se atreve a entrar la policía, en los que, por supuesto, no estuve, sino en barrios con cierta presencia musulmana.
De modo que será la gente la que ponga en el poder a un tipo al que esta chica califica con rasgos fascistas y que, dada la situación del país, puede tener la tentación de modificar las leyes, recortando las menguadas libertades que tienen.
Y los franceses se habrán dado libremente un tirano. No sería el primero, por cierto.
Pero es la opinión de esta chica, no tiene que ser necesariamente verdad. Lo que califica con rasgos fascistas, puede no ser más que una forma de expresión según el lenguaje actual y que no tenga nada que ver con un verdadero fascista, que anteponga el Estado a todo. Probablemente se trate de un personaje autoritario, que modifique las leyes para quitar o neutralizar en las calles y en la sociedad a los que no se sientan franceses.
Ante situaciones desesperadas, soluciones desesperadas. Es lo normal y lo que toca, pero las soluciones desesperadas suelen conducir a nuevas situaciones que acaban volviéndose más desesperadas.
Si yo fuera francés y estuviera desesperado, votaría a Zemmour, sin embargo, al igual que a la autora, hay varias cosas que no me gustan, así que si no estuviera desesperado, probablemente no votaría a ninguno. Pero no soy francés y no conozco la sociedad francesa, así que seguramente le votarán y probablemente con la nariz tapada. ¿Pero acaso tienen otra opción?
vanlop