La provincia de Cuenca tiene pequeños rincones singulares en los que poder disfrutar de la naturaleza. Hace un tiempo os hablábamos de La Ruta de las Caras un itinerario curioso. Luego están Las Torcas o las Lagunas, los callejones de las Majadas, la Ciudad Encantada, parajes que de una forma u otra son consecuencia de fenómenos naturales que les hace resaltar más que por formar un paraje idílico, por esa apariencia especial.
En cambio, hoy no os vamos a hablar de éstos, lo haremos más adelante. Pero sí lo haremos de otro rincón conquese ligado a la naturaleza y a la vida. Vamos a centrarnos en un sitio popular y conocido, así que somos conscientes de que lo más probable es que no descubramos nada nuevo para nadie. Aún así, este rincón y, más aún, en estas fechas, se merece una mención en nuestro blog. El Nacimiento del Río Cuervo.
Antes o después, casi cualquiera de los que habitamos por el centro de la península, ya sea más al norte, al sur, este u oeste acabamos pasando por este lugar. La imagen típica del Nacimiento es el de la cascada enorme que cae con un efecto sedoso en un montón de hilos que parece formar una tela. Que nadie se lleve a engaño, el río no nace en formato cascada de las rocas como si fuera un superhéroe fluvial. Pero esa cascada es una de las imágenes más bellas de todo el recorrido, motivo por el que aparece como símbolo del nacimiento, y siguiendo el paseo os llevará hasta el brote de agua que nace tras unas rocas, mucho más sutil y terrenal.
Cómo últimamente comentamos, es un buen año para visitar cosas relacionadas con el agua, ésta discurre en abundancia por un montón de parajes, debido a las copiosas lluvias. Así, hace un mes el nacimiento del Río Cuervo se encontraba en un momento estupendo.
Depende desde el lugar por el que accedáis, pero con grandes probabilidades es muy fácil que paséis al lado de uno de los miradores más conocidos de la zona. En la carretera CM-2105, camino del nacimiento, encontrareis el Ventano del Diablo (Ubicación en Google Maps).
Un lugar en el que merece la pena hacer una parada y divisar como el río azulado surca la tierra de tonos rojizos anaranjados.
Una vez realizada esta parada podéis continuar siguiendo las indicaciones hacia el Nacimiento. Este se encuentra más o menos a una hora de Cuenca capital. Existen unos aparcamientos acondicionados para el estacionamiento del vehículo.
En cierta medida, la experiencia por el Nacimiento del Río Cuervo, en algún momento nos recordó al Monasterio de Piedra, que si bien el paraje tampoco es que tenga muchísimo que ver, si se parece el acondicionamiento que le han dado a la zona para su visita.
Como positivo de este acondicionamiento, desde el parking hasta la cascada protagonista que encontrareis cada vez que busquéis este lugar, se ha preparado un camino liso para todas aquellas personas con movilidad reducida (sillas, carritos de niños) que podrán acercarse y mirar con sus propios ojos la bonita chorrera discurrir (está señalizado).
El resto del camino te lleva desde los bajos de la cascada hasta arriba y, por un paseo entre un bosquecillo, siempre acompañado por el río que cada vez se va haciendo más pequeño se llega al Nacimietno. Existen pequeños escalones para evitar desniveles, barandillas de madera, algo que a uno siempre le resta cierto encanto, pero que si está puesto, probablemente sea porque se ha hecho necesario.
Agua transparente, tan, tan transparente, que cuesta pensar que no le hayan echado nada, sobre todo porque el fondo no es precisamente de piedra, es como arenoso y, a pesar de todo, no afecta a esa apariencia cristalina.
La visita al Nacimiento fue un día de diario en la comarca y un día festivo exclusivo de nuestra comunidad. Cierto que los madrileños somos como plagas muchas veces y nos expandimos a la velocidad de la luz, pero nos llamó la atención la cantidad de gente que había para ser un día “casi laborable”.
El recorrido completo es circular. No os podemos decir, en formato paseo, cuánto tiempo llevará. Nosotros íbamos muy, muy relajados, jugando con las cámaras, haciendo fotos, pruebas. Vamos que nos lo tomamos con una tranquilidad pasmosa, y nos llevaría quizá hora y media o así. Pero no somos una unidad de medida válida, nos adelantaban con niños, sin niños, a la pata coja…
El recorrido comienza por un lateral de la cascada y te devuelve por el otro. Al terminar llegas a un merendero. Podéis perfectamente llevaros aprovisionamientos si os gusta disfrutar de la comida al aire libre y, encima, durante el recorrido no cargar con ellos, dado que la especie de merendero es una amplia explanada frente al aparcamiento y bajo los árboles, con mesas de piedras, etc. Con lo que a la vuelta podéis coger las cosas del coche y directamente comer allí. Si lleváis niños seguro que les gustará, allí andaban como locos… y os permitirá despreocuparos del tema horarios y demás.
Fuera de esto ¿Qué podemos deciros? Es un poco repetir, creemos que se nota en el blog lo que nos gustan las cascadas, los ríos, los saltos de agua, el mar… Así que es muy probable, que allá donde vayamos y el agua tenga vida a nosotros nos encante. Simplemente escucharla correr parece que te llena de energía.
En los alrededores existen otros parajes, como los que os nombrábamos al comienzo de la entrada que son curiosos, y podéis hacer una combinación muy interesante. Además, a pocos kilómetros tenéis también el Nacimiento del Río Júcar, que tiene una bonita cascada junto a un molino.
Como veis, alternativas hay un montón, nosotros hoy rendimos homenaje al famoso y popular nacimiento del Río Cuervo, que cuando el agua es abundante forma una cascada de gran belleza y es la excusa perfecta para salir a disfrutar al aire libre. Revitalizador.
¿Tienes planes hoy?
Ubicación en Google Maps
Revista Cultura y Ocio
Sus últimos artículos
-
Descubriendo la Comarca del Matarraña. Día 2: Ruta del Parrizal - Beceite - Valderrobres
-
Descubriendo la Comarca del Matarraña. Día 3: Valderrobres - Calaceite - Cretas - Monroyo - Peñarroya de Tastavins
-
Descubriendo la Comarca del Matarraña. Día 1: Alcañiz - La Fresneda - Ráfales
-
Restaurante El Campero: el rey del atún de almadraba