Investigadores de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai en la ciudad de Nueva York realizaron un gran estudio donde apreciaron que entre las personas que nacieron a término, entre las semanas 39 y 41 de embarazo, solo el 1,4% había sido diagnosticado con autismo. La prevalencia de autismo fue más alta, con un 6%, entre los nacidos extremadamente prematuros entre las semanas 22 y 27 de embarazo, pero también fue elevada entre los nacidos antes de las 37 semanas de embarazo.
No está completamente claro por qué el nacimiento prematuro puede aumentar el riesgo de autismo pero los estudios muestran que los bebés prematuros pueden albergar marcadores de inflamación en todo el cuerpo, una característica que puede persistir hasta la niñez. Esta inflamación que afecta al cerebro, podría ser una de las formas en que el nacimiento prematuro contribuye al autismo.
Los hallazgos, publicados hoy en la revista Pediatrics, se basan en registros médicos de más de 4 millones de personas nacidas en Suecia entre 1973 y 2013. De todos los nacidos muy prematuros, al 6,1% se les diagnosticó autismo en algún momento. Eso en comparación con el 2,6% entre los que nacieron moderadamente prematuros (entre las semanas 28 y 33 de embarazo) y el 1,9% entre las que nacieron prematuro tardío (entre las semanas 34 y 36). Entre los nacidos en la semana 37 o 38 de embarazo (parto a término temprano), la prevalencia del autismo fue del 1,6%.
Es importante que los padres y los medicos sean conscientes de que el nacimiento prematuro es un factor de riesgo para el autismo por lo tanto estos niños tiene que ser sometidos a una evaluación más temprana sobretodo cuando muestran problemas con el lenguaje o el desarrollo social. Entre las soluciones para evitar los partos prematuros está mejorar el acceso de las mujeres a la atención prenatal y posnatal.