Después de que Jordi Pujol, padre de la patria catalana moderna, hiriera gravemente al independentismo con sus delitos económicos, numerosos medios de comunicación catalanes ocultaron la gran noticia que lo golpeaba aún más.
Era la advertencia del presidente francés, François Hollande, de que los nacionalismos y separatismos están entre las mayores causas de las guerras.
La hizo ante cincuenta personalidades mundiales, de ellas 17 jefes de Estado, entre los que estaba el rey de España, Felipe VI, en un acto que recordaba este lunes el centenario del inicio de la I Guerra Mundial tras la invasión de Bélgica por Alemania.
Un día antes el presidente francés y el alemán, Joachim Gauck, celebraban “la osadía de reconciliar” de sus países en el Monumento Nacional de Wattwiller, Francia, en honor de la paz y recuerdo de los, al menos, nueve millones de soldados muertos.
En el acto central del lunes, en Lieja, los representantes de países asistentes, que eran casi los mismos que los de la más terrible aún II Guerra Mundial, pusieron su acento en la necesidad de lograr la paz y mantener la memoria del horror.
Hollande señaló, y parecía dirigirse a independentistas catalanes y vascos, que “los mayores riesgos que amenazan ahora la paz son: la vuelta de los separatismos, los egoísmos nacionales y los repliegues xenófobos”.
Condenar “la vuelta de los separatismos” es otro batacazo de los líderes europeos al crecientemente irascible independentismo.
Separatismo que comenzaron a rechazar varios comisarios de la UE, luego el presidente Barroso, hace poco Angela Merkel, seguida del primer ministro francés, el catalán Manuel Valls, y ahora Hollande.
Ya no es sólo un desastre económico, como advierte la UE; ahora ya se declara que el nacionalismo separatista es causa de guerras pasadas, y quizás futuras.
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SALAS