Hace unas semanas tuve el privilegio de leer 'El nadador', una de las novelas del verano, de sueco Joakim Zander y publicada en Suma de Letras. La reseña corresponde a la lectura conjunta que organizaron los blogs El Universo de los Libros, Libros que hay que leer y Momentos de silencio compartido.
Imagen que pertenece a la lectura conjunta de la novela
‘El nadador’ comienza en la ciudad siria de Damasco, en los años 80. Una bomba explota y una mujer muere en el acto. El hombre, aturdido por los hechos, decide abandonar al bebé, su bebé, en la embajada estadounidense. Treinta años después, conocemos a Klara Walldéen, una chica que trabaja en el Parlamento Europeo (en Bruselas) y que, sin saber por qué, se ve envuelta en una enigmática trama de espionaje. No sabe quién la vigila pero sabe que tiene que huir si no quiere salir mal parada de algo que desconoce por completo. Sin planearlo se reencuentra Mahmoud Shammosh, el que fuera su novio, un conocido experto en Relaciones Internacionales (sobre todo de Oriente) y ex miembro de las fuerzas especiales suecas. De la noche a la mañana, los dos se ven corriendo y recorriendo medio mundo en búsqueda de algo esencial: salvar su vida.
No os puedo contar más del argumento porque sería matarlo en la misma reseña. Tan sólo puedo decir que la palabra trepidante es la que mejor define esta novela que promete heredar el éxito que ‘La verdad sobre el caso Harry Quebert’ obtuvo el año pasado.
‘El nadador’ es un libro con dos personajes principales y que se desarrolla en dos tiempos (pasado y más o menos un presente cercano) y con dos voces narrativas diferentes (primera y tercera persona). El autor hace uso del flashback para narrar la mitad de la trama, esa mitad en la que ese misterioso personaje (el nadador) es el protagonista y en la que en realidad comienza a forjarse el presente y futuro de Klara.
Como he comentado, la novela comienza en Damasco y cierto es que no lo hace con un ritmo trepidante, algo que puede desconcertar y desenganchar de la lectura. Poco a poco, según pasan las páginas, la acción se va centrando y los múltiples escenarios y personajes que encontramos caóticos al principio, irán encontrando su lugar y su razón de ser. De repente, lo entenderemos todo y en seguida empezaremos a disfrutar de un libro absorbente y que se devora pronto.
Creo que Joakim Zander ha sido valiente construyendo unos personajes diferentes, alejados de estereotipos de buenos y malos. El propio nadador es un hombre turbio, al que cuesta seguir el ritmo y del que a priori desconocemos muchas cosas que más tarde se aclararán. Otro personaje desconcertante es Mahmoud, a ratos bueno, a ratos especial y que no tardará en despuntar dentro de la trama. El contrapunto femenino lo pone Klara y será la auténtica protagonista ya que al final nos daremos cuenta de que todo gira en torno a ella y sus circunstancias vitales. Toda una heroína.
La CIA, Afganistán, el espionaje en altas esferas, documentos que se empeñan en ocultar los gobiernos… Todos estos elementos forman parte también del devenir de ‘El nadador’ y del devenir del resto de personajes que conforman una novela trepidante y diferente.
Si tengo que poner otro pero (además del inicio un poco lento para mi gusto), es el final. Hay algo que no me termina de convencer y al leer el resto de reseñas, tiendo a pensar que tiene que ver con mi gusto personal, me ha faltado chispa, una explosión final para poder decir que es un libro de diez. A pesar de esto, creo que es una lectura muy recomendable y refrescante para este verano de 2014. Puro entretenimiento.