El Navegante de la Eternidad (Ricardo Secilla)

Título: El Navegante de la Eternidad.
Autor: Ricardo Secilla.
Páginas: 338.
Género: Ciencia ficción.
¡Hola viajeros del tiempo!
Hoy os traigo un libro que me sorprendió gratamente, ya que no sabía bien qué esperar de él ya que me enfrenté a él sabiendo lo poco que os conté en el unboxing, que era prácticamente la sipnosis. Y aunque confieso que empecé la lectura un poco recelosa, lo cierto es que tanto la idea, la historia y la forma de contarla de Ricardo me ha gustado.
En este caso me ha costado catalogar la obra, ya que mezcla muy bien tres géneros como son la ciencia ficción y la fantasía, pero también tiene un componente místico bastante importante. Con místico no me refiero a magufo, pero sí a esa rama que mezcla ciencia ficción con espiritualidad, y que dependiendo de cómo se aborde puede resultar muy atractiva o causar rechazo.
Sipnosis:

Durante una tormentosa noche, unos guardias de la ciudad de Esmerail maltratan a un mendigo ebrio. Cuando piensan que este ha muerto, resucita de manera misteriosa, aniquilando violentamente a sus agresores.
Diez años después, un sencillo agricultor llamado Máreck es herido mortalmente cuando su aldea es saqueada. Al despertar su mente se encuentra sumida en un extraño caos de recuerdos ajenos a él y a su mundo.
No tardará en descubrir que su conciencia se ha fusionado con la del navegante: un ser perdido en el multiverso, ignorante de su origen y de su propia naturaleza, arrastrado por múltiples existencias que se terminan desvaneciendo de su memoria como en un sueño... hasta ahora, ya que al fusionarse con la mente de Máreck se ha producido una enigmática paradoja, que le hace tomar conciencia de sí mismo.
Pronto se verá arrastrado a cambiar la Historia de su mundo, envuelto en una aventura épica a lo largo de la cual descubrirá su propia esencia, marcada por su propia dualidad moral, y por un amor capaz de trascender cualquier noción humana de tiempo.
Una alegoría sobre la naturaleza ambivalente de la humanidad, sobre el avance de esta hacia el conocimiento, con todo el peligro que ello conlleva, y sobre el daño que las ideas absolutas y los fundamentalismos pueden causar.

Es cierto que al inicio puede resultarnos algo confuso, ya que el narrador ya nos pone en el marco de que la historia que nos va a contar no es si no una de las cientos de miles de historias protagonizadas por el Navegante, un ente del que poco sabemos salvo que parasita o se adhiere a formas coscientes durante largos periodos de tiempo.
En esta ocasión nos habla de cuando el Navegante se fusionó con Mareck, un joven agricultor de un mundo parecido al nuestro -quién sabe si el mismo en el pasado o en el futuro- y las complicaciones que suceden cuando Mareck tiene acceso a algunos de los conocimientos de el Navegante. Conocimientos que pueden ser determinantes para acabar con el ansia de poder y expansión de una secta que anhela erradicar al resto de sus sectas hermanas y tener el monopolio religioso del planeta.
En El Navegante de la Eternidad Ricardo no sólo nos cuenta una historia acerca de las ansias de poder y del límite de lo que se considera justo; si no también de las implicaciones morales y la responsabilidad de usar el conocimiento para causar un beneficio a la sociedad, y lo rápido que las buenas intenciones se trastocan o son corrompidas.
Como digo, ha sido una lectura que he disfrutado mucho, no sólo por los temas tratados si no por ver cómo el mundo dónde se desarrolla la acción es un mundo fantástico pero a la vez está lleno de referencias y paralelismos que hacen que sea muy fácil extrapolar mensajes entre los dos mundos formando una especie de parábola.
Respecto a la historia me ha gustado la forma que ha tenido de ir incorporando a los protagonistas de la misma, ya que si bien Mareck es el protagonista principal y al principio le acompañamos en su historia pronto veremos a otros personajes que se vuelven también esenciales para la misma y cómo sus historias se separan o se juntan con la trama principal.
En definitiva, ha sido una lectura que me ha sorprendido gratamente y que he disfrutado en todas sus vertientes, como historia de ciencia ficción, como relato fantástico y como metáfora con sus dilemas morales.


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