Se podría decir, sin temor a equivocarnos demasiado, que los problemas suscitados por Hitler, el fascismo y la Segunda Guerra Mundial, quedaron hace tiempo aparcados definitivamente.
Y no es que me guste emplear tal palabra: es real... El búnker en el que el dictador vivió sus últimos días, aquel en el que murió, suicidándose junto a sus más allegados, es hoy el aparcamiento que podéis ver en la fotografía, en pleno centro de la ciudad de Berlín.
Antaño, detrás del aparcamiento, en el lugar que ocupan los bloques de viviendas, se hallaría el faraónico edificio de la Nueva Cancillería del Reich.