¿Encerrados en la Pecera?
“Seminario sobre el Potencial de las Escuelas de Negocios”Invest in Spain“para atraer personal de alta cualificación y elevado potencial de emprendimiento del exterior y las posibilidades de colaboración que puedan impulsarse entre Escuelas de Negocio europeas y norteamericanas con este fin”Como siempre suele ocurrir en estos solemnes foros, aflora el síndrome “¡qué bello es mi ombligo, uy qué lindo/a y listo/a que yo soy, soy guay, lo mejor del mundo mundial, cuánto me quiero yo a mi!”.
El problema es que en ese mismo momento (comienzos del 2009) ya estaba madurando un desastre global, derivado de la crisis política y financiera mal gestionada por los mismos egresados de estas Escuelas “tan guay”; sobrevino un tren llamado “realidad” que se llevó su bla bla bla bleta por delante.
Algo debe cambiar en la educación superior. Especialmente en las “Escuelas de Negocios” y los cursos de posgrado. Mi percepción es que, quizás sin una intención deliberada, han estado modelando generaciones de dirigentes incapaces de diferenciar entre la belleza de sus propios ombligos (léase, si prefiere, “intereses”) del valor de los ombligos ajenos.
negocio de las escuelas de negocios
El core del negocio de las escuelas de negocios quedó al descubierto con el tsunami que azotó a la economía globalizada: su negocio es mantenerse en la cresta de la ola, luciendo “necesarias”, para seguir gestando dirigentes que protejan al sistema logrando beneficios a costa del desastre que hay abajo. Lo que irrita: es que, ellas mismas, no perciben que están apoyadas en un desastre que no supieron prevenir, ni supieron evitar y, está visto, que no saben gestionar.
¿Hay alguna esperanza para las “Escuelas de Negocios”? ¡Claro que sí! En la medida que apliquen cambios radicales en sus modelos de negocios basados en la formación de tecnócratas de élite especializados en proteger un sistema de vida basado en la desigualdad.
No me cabe ninguna duda que el desastre pasará, pero si las Escuelas de Negocios no revisan y modifican su apoltronamiento en el sueño de la sociedad que desearon organizar como un jardín que siempre les diera clientes, sin plantarse en la realidad de la sociedad que ahora deberían ayudar a rescatar: sobrevendrán más frecuentemente nuevas crisis, cada vez más virulentas y de más complicada solución.
Las Escuelas de Negocios están comenzando a perder credibilidad y, en consecuencia, clientes que puedan pagar sus modelos de negocios. ¿Qué esperan para cambiar?
Para evitar concluir con una visión tan apocalíptica, sugiero que las Escuelas de Negocios hagan suya el chiste de Les Luthiers: —”La confianza mata al hombre y embaraza a la mujer”.
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