Aunque el camino fue señalado por Tuñón de Lara y la luz que arroja Josep Fontana lo sigue iluminando, todavía hay algunos que se resisten. Se mueven en silencio, entre las sombras, cubriendo sus gladius con trapos para que no repiqueteen al chocar contra su lorica segmentata. Si aguzamos el oído podremos escuchar que murmuran órdenes en latín y se infiltran entre nuestras filas.Sí, señoras y señores, cuando cuestionamos y señalamos esos caminos militaristas, oscuros, sombríos, e intentamos dar forma a la verdadera Historia... es cuando toca lidiar con El Neorromanista.
Como sabemos, hoy en día los romanistas agachan sus pila y esconden sus videojuegos de batallitas al tiempo que cierran el armario para que no veamos sus galea con esos cepillos rojos rematando la testa. Se envuelven en abrigos más sociales y nos dicen que les interesa la vida cotidiana de época romana. ¡Pero no os dejéis engañar! En su fuero interno lo único que desean es calzarse su panoplia y salir a combatir la perfidia púnica.¿Cómo identificar a un neorromanista? Aquí las claves:1) No soy romanista ni barbarista, yo creo en la igualdad.2) También hay violencia contra los romanos.


