Nos bajamos del avión en Puerto Princesa y allí nos esperaba un largo camino hasta . Nos tomamos una Van que nos costó 500 php y que tardó en llegar unas cinco o seis horas. Salimos a las 2:30 de la tarde y llegamos ya de noche a y sin ninguna reserva de hotel. En seguida notamos un cambio en los precios. Lo que en cualquier lugar de Filipinas cuesta 50 php, como una comida, en El Nido cuesta 100 php. Todo al doble de precio, con valores iguales o incluso superiores a Boracay. Encontrar un hostel bonito, bueno y barato en estas condiciones nos fue muy difícil.
El primer día nos hospedamos en Austria's Hotel. Un lugar bastante feo y sucio, pero el más barato que encontramos, 800 php la noche en una habitación con una cama doble y otra simple. Yo no estaba para nada conforme. El lugar no era el mejor para pasar dos semanas enteras, así que al otro día nos levantamos temprano para seguir buscando un alojamiento más adecuado a nuestras exigencias.
Caminamos mucho por la ciudad de El Nido, preguntando por alojamiento. Algunos se reían de mis ofertas monetarias y no entendían lo que era trabajar por alojamiento. Yo, desesperada, al no encontrar nada a menos de 1000 php la noche (que para mí es una barbaridad de caro) comencé a ofrecer mis aptitudes como mucama. Pero era como gritarle a un sordo, totalmente en vano.
Seguimos caminando por la playa, a estas alturas ya por placer porque estábamos rendidos a quedarnos en el Austria's Hotel, hasta que llegamos a una villa pequeña un tanto alejada de El Nido ciudad. Mucho más tranquilo y con un paisaje despejado de botes. La villa se llama Gawad Kalinga Sunset Village.
Casi enseguida del cementerio vimos otro cartel que decía Bed and Breakfast (cama y desayuno) y decidimos aventurarnos a preguntar. El lugar en cuestión se llama Caalan GK y queda sobre la playa. Está compuesto por un restaurant pequeño y sólo dos habitaciones. Al ver el lugar nos ilusionamos mucho. Preguntamos por el precio y nos dijeron 1000 php, pero después de negociar y con el pago anticipado de una semana lo bajamos a 600 php, algo impensado para los valores que se manejan en El Nido.
Pasa en la vida, pasa en El Nido
Como ya les anticipe, en El Nido todo cuesta el doble, comidas que en Siquijor nos costaban 50 php, aquí las vas a pagar 100 php, teniendo en cuenta que nosotros siempre comimos en restaurantes locales y no en los de estilo occidental. La comida no necesariamente es mejor por ser más cara. Por mi parte en toda mi estadía en El Nido sufrí de una gastroenteritis contante y a veces acompañada de su mejor amiga, la diarrea. Por lo que mi dieta se vio reducida a una porción de arroz seco acompañado con un caldo para darle sabor. Muy triste como cierto.
Más allá de mis problemas estomacales la pasamos bien. Nos levantábamos a la mañana y desayunábamos con este paisaje.
Vivíamos en un barrio alejado de los ruidos de las motos, los vendedores y turistas. Aunque, el barrio no era apto para miedosos por encontrarse justo al lado del cementerio. No lo fue para mí, ya que desde siempre tuve una atracción incomprensible por los cementerios y las historias detrás de esos epitafios y tumbas.
A la mañana escribíamos y leíamos y después nos dábamos un chapuzón en el mar, que lo teníamos a unos pasos de distancia. A veces hacíamos largas caminatas por las playas desoladas que están más al norte. A la tarde, infaltable la siesta que siempre, pero siempre nos recibía con una tormenta tropical que calmaba el calor abrupto del mediodía.
Y más llegada la tarde, cuando la tormenta ya había pasado, íbamos a cenar al pueblo, yo sin muchas ganas por mi dieta de arroz. Después comprábamos pan y frutas para el desayuno del siguiente día. Y cuando volvíamos disfrutábamos de estos paisajes...
Con estas compañeras
No hicimos ningún tour turístico. Lo que puedo decirles es que los precios rondan entre 1200 php y 1800 php y hay muchas empresas y barcos dedicados a este tipo de visitas guiadas. Como ya lo expliqué a medias en el artículo: Las Chocolate Hills nuestra experiencia en este tipo de tour-visitas guiadas siempre fue desilusionante. Así que decidimos disfrutar de El Nido a nuestra manera. Escribiendo, leyendo, nadando, haciendo caminatas, admirando el paisaje, sacando fotos, disfrutando de una siesta fresca con lluvia, observando las lagartijas albinas comedoras de moscas y cachando a estas dos infraganti en el acto impuro...
La verdad es que la pasamos muy bien, veíamos los nenes del barrio nadando y jugando en los botes, disfrutando de sus últimos días de vacaciones y penando por tener que empezar las clases. También charlábamos con los locales mientras nadábamos un rato, como siempre tan atentos y curiosos. Uno de ellos me pregunto de donde era y al saber que venía de Argentina lo primero que se le cruzó por la cabeza fue el lomo, la carne. Había estado dos días en Rosario, Santa Fe a causa de su trabajo en un barco y había probado la carne argentina, y yo comiendo arroz, casi me largo a llorar. Pero me contuve y charlamos de Ginóbili, Scola y de cómo su Selección de Básquet casi nos gana en el último mundial.
El encuentro con la bestia
Uno de los días alquilamos un Kayak doble por 300 php el día y fuimos a una playa que divisábamos todas las mañanas desde nuestra casita. La playa era hermosa, desolada, ni un alma en su orilla. El trayecto, aunque simple y cerca a la vista, resultó ser más lejos de lo que creíamos y muy difícil de navegar. En parte por la corriente (parecía que la playa no quería recibir a nadie) y en otra parte porque, según Pila, yo no sé andar en kayak y hago más fuerza con un brazo que con el otro, lo que hace que vayamos en zigzag todo el camino como un bote borracho. Yo creo que Pila exageró para que después le haga unos masajes a modo de compensación, alegando que le dolían los hombros por haber remado doble a causa de mi ineficiencia.
Para sorpresa mía, la playa no estaba del todo desolada. Mientras nadaba tranquila entre los peces y Pila tomaba sol en la arena, escucho que él me grita desesperado.
-¡Una iguana gigante! ¡Vení ya!Como lo vi asustado hasta las patas fui corriendo en su ayuda. Cuando llegué a la playa me dijo que había visto una iguana grande como un perro y que podría ser un dragón de komodo.
- ¿En serio Pila?, ¿no sería un pato? Mira que vos para distinguir entre animales estas en el horno -le dije.
Con o sin dragón de komodo nos fuimos de la playa, ya habíamos estado lo suficiente y Pila empezaba a delirar. Rodeamos la montaña más alta de la isla y paramos en otra playa similar. Pila se puso a hacer snorkel, no sea cosa que el dragón de komodo nos hubiera seguido hasta allí y estuviera acechando detrás de algún árbol.
En fin, la pasamos muy bien y como diría mi buen amigo Mike: ¡ El Nido es una pasada, Tío!
Nos leemos en la próxima...
The following two tabs change content below.