Revista Comunicación

El niño del globo

Publicado el 25 octubre 2009 por Escandell
La semana pasada un globo plateado con forma de platillo volante tuvo en vilo a las televisiones de medio mundo.

EL NIÑO DEL GLOBO

Todo comenzó el pasado día 15 cuando los padres de Falcon Heene alertaban a la policía de que su hijo de seis años se encontraba en el interior de un globo aerostático que surcaba sin control el cielo del estado de Colorado.
Automáticamente, se pusieron en marcha los servicios de emergencia, se cerró el aeropuerto internacional de Denver y como no, las televisiones interrumpieron sus programaciones para ofrecernos en directo el vuelo a la deriva de ese artefacto.
Las primeras informaciones decían que el globo, de fabricación casera, era obra de Richard Heene: un científico aficionado que construía esos chismes para perseguir tormentas, y esta vez, con tan mala suerte que su última creación había volado del jardín de casa con su hijo pequeño dentro.
Las cámaras de televisión siguieron durante dos horas y media los cien kilómetros que el globo recorrió. A los cientos de miles de espectadores se les encogió el corazón cuando el globo empezó a desinflarse y caer. Y todos se imaginaron lo peor cuando acabó impactando contra el suelo. Pero, finalmente no pasó nada. El habitáculo estaba vacío. Falsa alarma.
Cinco horas después el niño fue encontrado sano y salvo en su casa, escondido en un altillo del garaje muerto de miedo por la bronca que le podía caer por haber soltado el globo.
Pero lo que parecía una simple anécdota con final feliz, empezó a tomar tintes de fraude.
Esa misma noche, la familia al completo fue invitada al programa de Larry King en la CNN. En un momento de la entrevista el showman le pregunta a Falcon por qué lo hizo, por qué no salió de su escondite antes.

El niño contestó que lo había hecho por el show. Y como dicen que los niños nunca mienten, la frase de Falcon hizo sospechar a las autoridades y la familia volvió a ser interrogada.
Poco después se confirmaba que todo había sido un montaje y conocíamos la historia real de Richard Heene. A parte de científico aficionado, humorista frustrado obsesionado con la fama, participante en algún reality show y que ahora buscaba publicidad para el suyo propio. Un reality sobre temas científicos que intentaba vender a alguna cadena.
Ahora, mamá y papá Heene pueden enfrentarse a una demanda por fraude y a un juicio por delitos de conspiración, obligar a delinquir a un menor y mentir a las autoridades. La pena máxima podría ser de 6 años de cárcel y medio millón de dólares.
Pero lo importante aquí no es la pena, ni que se tratase de un montaje, ni siquiera que unos padres perturbados busquen la fama desesperadamente. Lo más sorprendente, es que un hecho que ocurre en la otra punta del planeta y que no nos afecta directamente, sea capaz de interrumpir los informativos españoles sólo porque los informativos norteamericanos lo estén retransmitiendo en directo.
Esto me hace pensar que la labor del periodista está en desprestigio y el contrastar las informaciones en peligro de extinción, básicamente porque no hay tiempo.
Ahora hay que ser más rápido que la competencia. Y es evidente que los informativos funcionan cada vez más con la lógica de un programa de entretenimiento, es decir, que luchan por las audiencias como cualquier otro programa de la parrilla.
Y todo esto hace que nos planteemos lo que entendemos por noticia. Antes se estudiaba en las facultades de periodismo que para que una información se convirtiera en noticia tenía que ser de interés general, tener una relevancia informativa y algunas cosas más. Ahora, basta con que emocione, entretenga y sobre todo, con que existan imágenes. Si hay imágenes, hay noticia y si son en directo, mejor… y si ya de paso hay sangre, tiros, malos, buenos, drama y suspense, mejor que mejor.

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