Revista Cultura y Ocio

El niño gusano

Por Calvodemora

Aunque nadie lo ha escuchado, el niño gusano, en su caja de zapatos, ha pedido que un punzón agujeree la tapa. Es mejor tener dos agujeros a sólo disponer de uno, y tan pequeño. La caja es roma en las aristas. Por los golpes. Por el abandono también. Por el agujero el niño gusano se deja ver de cuando en cuando y de esa forma percibe el mundo. No hay vez en que, al asomarse, no sienta agradecimiento y comprenda, de un modo que no sabría explicar, su lugar exacto en ese mundo y festeje esa verdad y se esmere en recordarla.
El amo es un amo gigantesco a los ojos del niño gusano. Es el amo mundo, el amo Dios y el Amo Carcelero también. Un amo todo ojos y boca. Un amo que mima al niño gusano con hojas limpias de lechuga y piensa que estaría bien cambiarle la caja. Ahora una más amplia que tenga vistas. El niño gusano respira ya penosamente. Hará falta otro agujero. O dos. O un ciento. Y si hacer agujeros no beneficia la respiración y el bienestar del niño gusano, hasta podría retirar la tapa. En un gesto rápido. Un manotazo. El niño gusano vería menos enorme al amo Mundo. Advertiría que también su amo tiene una tapa. Azul o gris o negra según se tercie. En la cautividad en la que siempre ha estado, el niño gusano no aprecia estas sutilezas del mundo. 
Llegará el día, piensa el niño gusano, en que el amo olvide traer las hojas de lechuga, las que en su paciencia de gusano mordisquea en la oscuridad, ufano de su oficio y de su destino. O el día en que su trama sencilla de gusano flaquee y los ojos no se abran y las palabras, en la cabeza, no fluyan. El día en que no haya cielo que observar ni amo al que agradecer las atenciones. Se preguntará, de un modo que no sabría explicar, su lugar exacto en ese mundo y festejará que la fe, tan costosa, le ofrezca la eternidad, la salvación, la visión limpia del mundo desde una altura más feliz. La respiración se va haciendo costosa. Le produce dolor tragar el aire viciado. Siente que le queman los pulmones que no tiene. Que el amo mundo, allá arriba, dice algo que no entiende.

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