Meskerem y su hermana Nassaneth ya no pueden ir al colegio. Ahora dedican toda la jornada a abandonar su pueblo a lomos de un burro en busca de agua a la ciudad más cercana.
Dos horas de camino hasta la fuente de agua más cercana y más de dos horas de regreso, pues regresan cargas y el camino hace subida.
Ya no pueden ir al colegio. Tienen que dedicar sus días a conseguir el agua para saciar la sed de su familia, para cocinar, para lavarse… Poco sacian la sed, poco tienen para cocinar y poco pueden lavarse.
Todo ello por culpa de El Niño. La corriente que causa ahoga con inundaciones algunas regiones y mata de hambre y sed otras regiones por la sequía.
El Niño se ceba con la población etíope, pero muy en especial se ceba con las niñas, las más débiles y vulnerables…
No lo podemos permitir, no podemos permanecer indiferentes.