de Elena Shumilova
Desde que te fuiste todo nos ha salido mal. Mamá se acostó y no se ha vuelto a levantar. Todos los días le leo la nota del colegio y se la dejo en la mesilla por si la quiere repasar cuando yo me voy, pero nada. La profesora dice que si no voy más aseado no podré entrar en la escuela. Toda mi ropa está sucia, papá…, no sé atarme los cordones de los zapatos y nadie quiere jugar conmigo... ¿Por qué no vuelves, papá? Por la noche, cuando tengo miedo, recuerdo lo divertido que era cuando estabas aquí y abro tu armario, cierro los ojos y te respiro por dentro… Pienso si tú te acordarás también de mí.En el polvo del mueble de la entrada te he dejado escrito con el dedo: “Papá, si pasas por aquí déjanos algo de dinero”. Es lo primero que vas a ver cuando entres en casa… Lo repaso todos los días para que no se borre. Papá,… necesitamos dinero. La señora de la tienda dice que o le pagamos o ya no nos fía más. Solo nos queda la media pizza que lleva días encima de la mesilla de mamá… Como ella no come… me la voy a comer yo. ¡Tengo tanta hambre!Yo la cuido ¿sabes? ¡Siempre tiene frío! Es un bulto en un amasijo de mantas. Me siento a su lado y le digo: “Mamá por favor, háblame” y me limpio los mocos y las lágrimas con el puño del jersey para que no me vea llorar... Está tan pálida… Tiene los ojos abiertos…, pero no me mira… A veces me parece un poco como muerta… Papá, ¡tengo miedo!©María Pilar