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Luego de un impresionante debut en la Liga Premier en filas del Liverpool, donde asombró a propios y extraños, estableciendo marcas que no se registraban en años, el atacante español se convirtió a fuerza de goles y regates en ídolo de los exigentes aficionados Reds, quienes agradecidos compusieron un himno para “The Kid Torres” y como dijo un periodista conocido mío, a tal punto iba la admiración por él que no faltaron algunos que bautizaron a sus hijos como Fernandos. Arrancó su carrera deportiva en el Atlético de Madrid, donde por su ascendencia-pese a su corta edad- se apoderó de la capitanía del equipo. No obstante, la incapacidad del conjunto madrileño de alcanzar cotas más altas en la Liga y por ende en campeonatos europeos, provocó que el joven Torres se aburriera en casa y ante la posibilidad de estancarse su juego, sus representantes empezaron a buscarle equipos de mayor envergadura. En ese entonces se decía que Florentino Pérez, lo quería en sus filas, pero el Niño, fiel a su amor rojiblanco, declaró con el desparpajo de su edad: “Antes le digo el sí a mi novia en el altar que a Florentino para ir al Madrid”. Toda una declaración de principios que pocos deportistas hacen suyas. Se hablaba del interés del Chelsea, al final entre tanto baile mediático, el Liverpool se hizo con sus servicios. Lo demás fue: llegar, mirar el panorama y triunfar a lo grande. Todo delantero vive de sus goles, inevitable premisa que puede convertirse en cara o cruz de todo jugador de estas características. Con el Liverpool, marcó más de 80 goles en apenas tres temporadas, considerando la dificultad del balompié inglés, donde rara vez se producen goleadas, es sin duda un palmarés más que notable. En enero de 2011, finalmente el ansioso Chelsea se lo llevó a su barrio londinense luego de pagar la cifra más alta para un jugador español. Desgraciadamente su rendimiento ha sido pobrísimo, con apenas 3 goles en lo que va de la gestión, tanto, que veían con ojos preocupantes un nuevo “caso Shevchenko”. Se han barajado distintas causas de su pobre actuación. No se le puede reprochar absolutamente nada acerca de su vida personal. En esta época donde no pocos jugadores sucumben al divismo y la vida nocturna, Torres es ejemplo de discreción y corrección, dentro y fuera de la cancha. Entonces, ¿a qué se debe esa sequía goleadora en la última temporada? -Los médicos y psicólogos del fútbol, dirían que sus continuas lesiones le restan ritmo y minutos sobre el campo que se traducen en un discreto rendimiento físico y que repercute inevitablemente en un ensimismamiento y bajón anímico del atacante. A esto hay que sumarle la dificultad de relacionarse con sus compañeros blues a los que aparentemente tildó de “lentos”.
Burla de los aficionados del United luego de haber fallado un gol increible-Getty Images
-Los estudiosos y cronistas del fútbol, dirían que Torres es un atacante raro, sin olfato goleador, de rachas, de esos que en una temporada lo rompen todo y en otra desaparecen del mapa. Capaz de meter goles finos y antológicos o aparecer en el infausto y vergonzante Not Top Ten de la semana. -Los supersticiosos hablan de la Maldición de Anfield, ya que el Niño se cansó de repetir que continuaría en los Reds. Al final pidió ser transferido a toda costa, con el argumento de que el Liverpool ya no estaba para obtener títulos, lo que fue interpretado por los aficionados rojos como una traición. Entre muchas muestras de repudio, quemaron la camiseta 9 del Niño, que hasta ahora parece tener el poder de un muñeco vudú sobre la dorsal del ariete madrileño. -Otros dirían que la culpa la tiene el Corte Inglés por haberlo fichado para promocionar su ropa. Desde que su espigada figura adorna los carteles de las tiendas españolas, pareciera que el Niño se olvidó de jugar. Lo mismo pasó con David Beckham, que a raíz de su incursión en el mundo publicitario nunca volvió a ser el mismo. Otro caso antológico, es del sueco Ljungberg que seguramente pasará a la historia por ser el “futbolista de los calzoncillos” o Mister Gallumbos, ¿alguien recuerda en qué equipo jugaba? Torres es un extraño ejemplar de futbolista, un delantero que combina la elegancia, la técnica y carácter flemático en la cancha, sin embargo tiene un gran defecto: no parece tener hambre de gloria, no se prodiga mucho en disputar los balones, muchas veces desaparece del juego, como le sucedió en el Mundial de Sudafrica, donde apenas si participó y siendo pronto desplazado por un desconocido de nombre Pedro. No obstante su indiscutible clase, apenas ha ganado algo: no tiene ni una liga, ni un título europeo, salvo aquel que ganó con España en la Eurocopa 2008, donde sí tuvo un papel vital en la final. Aunque muchos digan que también es campeón del mundo con la selección española, puesto que no metió ni un sólo gol, en hombres de su raza eso es de vital importancia. Él nunca sintió esa Copa como auténticamente suya, de los rostros felices, fue el más insatisfecho, el menos partícipe de esa apoteósica celebración. Hoy por hoy, habiendo perdido la titularidad en la Roja, incluso se cuestiona su convocatoria a la selección, y ante la irrupción de delanteros “hambrientos” como Negredo o Soldado, el panorama se le torna muy complicado. En Londres, la presión no es menor, incluso se especulaba de traspasarlo al Milan si no mejoraba su rendimiento. Ser depositado en el “asilo” milanista sería demasiado para el “Niño”.