Revista Infancia

El niño y joven en red en la modernidad líquida.

Por Jmburson @jmburson

El niño y joven en red en la modernidad líquida.
Del libro último libro de Bauman, Mundo Consumo, he obtenido una serie de reflexiones para comprender determinados aspectos de las tendencias sociales que vamos construyendo en la emergencia de una nueva Sociedad del Conocimiento. Si duda una las características básicas de la modernidad líquida frente a la sólida queda representada por la generación de un nuevo modelo de sociedad en red que está quebrando las estructuras preexistentes que determinaba y predefinía las reglas vinculantes para la conducta, las actitudes y los principios de interacción. Bauman explica que las redes carecen de historia previa, nace en el transcurso de una acción y se mantienen con vida únicamente gracias a sucesivos actos comunicativos.
La redes, en las cuales los jóvenes representan el colectivo más activo y creativo, a diferencia del grupo social, o cualquier otra categoría de agrupación social, se construyen sobre la adscripción individual y están centrada igualmente en el individuo: el individuo focal, el centro, es su única parte permanente e irremplazable. Nos dice que el individuo transporta sus redes singulares sobre su propio cuerpo como un caracol. 
El rasgo más transcendental de las redes es la inusitada flexibilidad de su alcance y la extraordinaria facilidad con la que puede modificarse su composición, se suman y se restan elementos individuales de una forma automática. Las redes se hacen dúctiles, con una configuración maleable, de formas y dimensiones imprecisas y siempre cambiantes, y generalmente, su supervivencia en el tiempo es reducida, los enjambres cuando descubren nuevos territorios más atractivos vuelan hacia nuevas redes y nuevas fórmulas de interacción. La innovación social en las redes es muy activa y disruptiva.
Bauman nos indica que las relaciones establecidas y sostenidas por medio de la conectividad como la de las redes se aproxima bastante al ideal de una “relación de pura”, basada en vínculos unifactoriales fácilmente disolubles, sin una duración determinada, ni otras ataduras asociadas, y sin la carga de los compromiso a largo plazo. La red ofrece a su dueño la reconfortante sensación de gozar de un control total e incontestado sobre sus propias obligaciones y lealtades. 
Incluso nos llega a decir que el derecho a la igualdad está siendo sustituido por el “derecho a ser” y el “derecho a ser diferente”, nueva conformaciones jurídicas de la nueva modernidad líquida que se contienen en las redes en la que participan, especialmente los niños y jóvenes.

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