Revista Cultura y Ocio

El No de Fonollosa

Por Igork
El No de Fonollosa José María Fonollosa se fue con la mayoría, como decían en la Roma antigua. Murió en 1991 en la città aperta de Barcelona. Supongo que, del igual modo en que nació, murió solo. Dejó un gran poema póstumo que añado aquí para compartir. Y con este “No”, acabo este pequeño ciclo dedicado a la poesía de este maestro radical, tormentoso y desolador.
El poema fue hallado sobre una mesa, junto al cuerpo sin vida del poeta. Dice Maribel Parcerisas: «su versión definitiva estaba junto a varios borradores, entre periódicos, correspondencia y un esbozo de testamento a lápiz…». Fonollosa murió viviendo, murió con las botas puestas.
No a la transmigración en otra especie.
No a la post vida, ni en cielo ni en infierno.
No a que me absorba cualquier divinidad. 
No a un más allá, ni aun siendo el paraíso
reservado a islamitas, con beldades
que un libro garantiza siempre vírgenes. 
Porque ésos son los juegos para ingenuos
en que mi agnosticismo nunca apuesta.
Mi envite es al no ser. A lo seguro. 
Rechaza otro existir, tras consumida
mi ración de este guiso indigerible.
Otra vez, no. Una vez ya es demasiado.


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