Revista Cultura y Ocio

El nombre completo y verdadero de nuestros antepasados

Publicado el 01 octubre 2014 por Antonio Alfaro De Prado @genealogiah

Nos gusta manejar datos exactos; cuando, donde y en qué fecha nació una persona, quienes fueron sus padres, cuantos hijos tuvo, pero sobre todo algo muy importante… cual era su nombre “completo y verdadero”. Es decir, nos planteamos, según nuestra visión actual, llegar a conocer su nombre exacto y real, descartando otras muchas variantes que podemos encontrar de una misma persona en diferentes documentos .

DNI ANTIGUO

Encasillados en nuestros esquemas actuales, nos planteamos cómo hubiera sido el hipotético DNI de nuestros antepasados, con los nombres y apellidos oficiales, algo muy alejado de la realidad.

Sin embargo, como ya hemos comentamos al tratar la caótica transmisión de los apellidos en España hasta el XIX  y el sistema oficial de doble apellido, tenemos que romper nuestros esquemas actuales, al menos cuando hablamos de personas que vivieron hasta finales del siglo XIX. Para ilustrar esta cuestión, veamos un ejemplo real y las dudas que encontraremos.

××××××××××  Caso práctico  ××××××××××××

En 1702 comparecieron ante el escribano público de Lebrija (Sevilla) Francisco Galán y su mujer Josefa Brenes para fundar solemnemente una capellanía (hacer que un conjunto de bienes se destinen perpetuamente al mantenimiento de sacerdotes, en este caso de su familia) y declararon como primeros beneficiarios a los descendientes de su hija mayor, Juana María de Fuentes y, en su defecto, a los de su segunda hija Leonor de Brenes. Cuarenta años después sería un hijo de Juana María, José, quien también fundó otra capellanía ante un escribano y declaró ser hijo de Juana de Fuentes y Galán. Con este mismo nombre y apellidos aparecerá nuestra persona en el matrimonio de su hija Josefa, aunque en la partida de matrimonio de un tercer hijo, Rodrigo, se le nombra únicamente como Juana de Fuentes. Sin embargo, este mismo hijo Rodrigo al testar, otro documento formalísimo, declaró ser hijo de Juana de Fuentes Galán y Cubillos.

Cuando registremos a esta persona en nuestra base de datos, ¿cómo deberemos hacerlo?:

a- ¿Juana o Juana María?

b-Su apellido será… ¿Fuentes, Fuentes y Galán o Fuentes Galán y Cubillos?

c- Pero ¿nos hemos fijado en los apellidos de sus padres? En ese caso, ¿por qué no apellidarla Galán y Brenes?

d-Su hermana Leonor ¿con qué apellido/s debe figurar?

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Criterios a seguir:

1-Olvidémonos de la legislación y el sistema onomástico actual, no existía el concepto de nombre oficial. No les impongamos apellidos según las normas actuales, estaremos inventando nombres que nunca se usaron. Llamémosle siempre de la forma que tengamos documentada.

2-Seamos conscientes de que una persona podía declarar llamarse de varias formas distintas en diferentes documentos. No hay que elegir buscando la “verdadera”, admitamos esta flexibilidad onomástica.

3-Dentro de las opciones, demos prioridad a los documentos más cercanos a la persona. Es decir, el nombre que declara de sí mismo una persona lo deberemos considerar principal respecto al que se pueda dar de ella, por ejemplo, en la partida de bautismo de un nieto. O el que conste en un documento oficial respecto al que aparezca en una carta. En algunos casos, los documentos más lejanos podrán aportar nombres erróneos, peor en otros simplemente recogen variantes igualmente válidas.

4-Si la persona usaba dos nombres muy diferentes, hagamos constar los dos. En los programas genealógicos existe la opción de incluir alias o segundos nombres, usémoslos. Y también anotemos en los datos de la persona otras variantes que hayamos encontrado. Esto nos permitirá en el futuro identificarla cuando volvamos a encontrarla con un nombre diferente al que hemos considerado principal.

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Vistas estas consideraciones, ¿qué respuestas daríamos al cuestionario?:

a- Podemos deducir que su nombre de pila debió ser Juana María, pero que la forma que más usó fue solo Juana (tenemos tres documentos con esta opción frente a uno con la primera), por tanto podemos considerar que es Juana su nombre principal, mencionando que es citada también como Juana María.

b- Cualquiera de las tres formas de apellidos son válidas, con uno, dos o tres apellidos. Escojamos una y anotemos las otras dos.

c- Jamás la llamaríamos “Galán y Brenes” porque no hay ningún documento donde figure con esta combinación.

d- De la hermana sólo hemos visto una mención donde sus padres le llaman Leonor de Brenes, nos quedaremos por tanto con esta opción. Ni le añadiremos los apellidos de la hermana ni el paterno.

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En resumen, respetemos los nombres que la documentación nos aporta sobre nuestros antepasados, no los rebauticemos artificialmente ni nos obsesionemos con la idea de que sólo debe haber un nombre verdadero, ellos vivían y disfrutaban con esta indefinición que tanto nos desconcierta.

Antonio Alfaro de Prado


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