Todos nos contamos una historia sobre nosotros mismos. Siempre. Continuamente. Esa historia es la que nos convierte en lo que somos. Nos construimos a nosotros mismos a partir de esa historia.
El Nombre del Viento señala el primer día de tres en que Kvothe decide contar su historia a un cronista que solo ha oído mitos de un “Asesino de Reyes”, un antihéroe que se esconde de sus enemigos, pero que en el fondo, está cansado y resignado a su triste realidad. Un relato que lleva al lector a conocer con lujo de detalle a un personaje humilde e inteligente que un día sufre una terrible tragedia familiar en manos de algo misterioso y siniestro, lo que lo llevará a experimentar las miserias de la vida, a sobrevivir en un mundo supersticioso y miedoso, luchando por aprender día a día a manipular las extrañas fuerzas de la naturaleza y así poder vengar a su familia; pero mientras llega a suceder eso, cuenta con un deseo muy importante, conocer el nombre del viento para invocarlo y dominarlo, una fijación casi imposible de alcanzar para una persona que tiene que padecer burlas, envidias y fracasos, porque su anhelo, audacia y raciocinio, muchas veces le darán episodios amargos con personas deshonestas, avariciosas y manipuladoras, no obstante, ¿cómo seguir relatando esta historia cuando la vida tiene tantos momentos oscuros? ¿Cómo ignorar el hecho de que los verdaderos enemigos son tan poderosos y oscuros, que no tienen rival que se les enfrente? ¿Cómo seguir interpretando el papel de “Héroe“?
Primer día, primer libro. Una historia, una vida.