Frente a los grandes problemas que amenazan al mundo y las dificultades para encontrar una respuesta, muy poco pueden esperar las minorías: son muchas, están diseminadas, no generan conflictos de graves dimensiones, no mueven la balanza de los votos y su ánimo se suele aplacar al encontrar la puerta cerrada de la Administración.
Si es lógico pretender que cada pueblo tenga su médico, su secretario y su maestro, ilógico es que aquellos centros neurálgicos que los tienen ahora los pierdan, o no se les dote a los pueblos de la montaña cabeza de partido de un servicio adecuado, obligando al funcionario a residir habitualmente donde ejerce. Porque no es de recibo que el médico venga diariamente desde Palencia (130 Kms.) a pasar consulta, y para cualquier dolencia -cuyo alcance en principio se ignora-, deba remitirse nuestra gente a Cervera, cuando no más lejos.
No pongo en entredicho el sacrificio de quienes con escasos medios velan por la montaña, en todo caso, no depende de ellos la carestía, sino del entramado político, de quienes ostentando el poder en la región, vuelven en todos los casos la cara hacia otro sitio, dejando siempre en la reserva a quienes no disponen de recursos. Uno procura contar lo que fielmente le han transmitido los testigos y, son tantos que, desmentirlos o rebajarlos alegando "habladurías" es contribuir a engordar el nudo que ya existe. Ya digo que todo es muy discutible ante la ausencia tan drástica de medios técnicos: una sola ambulancia en muchos kilómetros a la redonda, médicos que ya no residen en las casas que el Ayuntamiento habilitó o construyó para ellos ... etc... y, no conformes con esa abrumadora carestía de medios y servicios, quienes planifican y quienes les amparan pretenden arrojar sobre la gente la ignorancia, la mentira, todo, acaso, para salvar el honor de la Institución a la que sirve, cuando ellos mismos saben que la mayor parte de las veces dependen de un milagro, "que el enfermo aguante sin oxígeno por caminos de piedra", "elevemos un rezo para que nadie sufra un percance mientras la ambulancia cubre un servicio en otro apartado lugar", "juguémonos a una carta el destino .. .". Y para que todo quede en el olvido, para que se pierda en la memoria, se nos remitirán informes donde se justifica todo y muy pocos se atreven a mover los papeles para llegar hasta donde pida nuestra idea de justicia, porque también en las altas esferas la idea de justicia es totalmente diferente a la nuestra.
Cuando en San Felices de Castillería me contaron las terribles escenas del accidente mortal de un joven que moriría horas más tarde de camino a Palencia y yo lo comentaba después en un artículo, alguien acusó al pueblo de "dicharachero", dijo que se trataba de "habladurías" de la gente. No discuto que algunos pongan su mejor voluntad en cumplir el trabajo. Que su trabajo es abnegado, no hace falta decirlo; es obvio que todo lo hemos perdonado, qué otro remedio les queda a quienes lo sufrieron en su carne, pero debemos machacar la historia para que nadie nos desmienta allí donde el asunto sanitario en general sigue brillando por su ausencia.
HEMEROTECA | Sábado, 10Junio1995