El nuevo amanecer de Beck

Morning Phase[Fonograf / Capitol Records]★ ★ ★ ★[Ricardo Portmán]La otra cara de la moneda del injustamente infravalorado Sea Change. Con su aire retro, muy costa oeste y tan Love, Morning Phase terminará por convencer y ganarse un lugar especial en el altar de los discos incomprendidos. Beck Hansen nos tiene acostumbrados, en las últimas dos décadas, a cocinarnos a fuego lento la cabeza a los melómanos con obras que juegan al despiste, casi como pidiendo perdón por ser un genio no reconocido.Beck es un irredento forjador de estados de ánimo, desde su tan radiado Loser -1994- (himno indie donde los haya), pasando por el maravillosamente desequilibrado Odelay de 1996 (uno de los mejores discos de los últimos tiempos). Luego se volcó en un frenesí de sonidos funk con el punch 1-2 de los discos Mutations (1998) y Midnite Vultures (1999). Pero el amor -ah el amor- le hizo girar el timón hacia el folk artesanal, sin casi vestigios de electrónica, lo cual le valió unos cuantos palos por parte de la crítica más rancia (Sea Change de 2002). Los discos Guero (2005) y The Information (2006) marcaron su retorno a los samples, para regocijo de la parroquia.Morning Phase, su primer disco desde Modern Guilt (2008), se mantiene en la línea de Sea Change, pero afortunadamente lo mejora. Temas como Heart Is A Drum, Wave, Blue Moon, Waking Light y Say Goodbye son pura claridad donde antes reinaba la bruma. Beck no se detiene y promete más. Este mismo año sacará más material y eso siempre es una gran noticia cuando se trata de este artista tan poliédrico. Su nuevo disco no se presta para escuchas aceleradas. Es una colección de temas que lentamente, escucha tras escucha, socava cualquier idea preconcebida sobre lo que Beck Hansen es capaz de producir. Morning Phase es un gran disco, a su manera.
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