El nuevo Mas

EL MUNDO revela  que Artur Mas está dispuesto a dar un giro a su política soberanista si el Gobierno de Rajoy acepta dos condiciones: una mejora progresiva del sistema de financiación de Cataluña y la celebración de una consulta que tendría lugar dentro de la legalidad y pactada con Madrid. Resulta evidente que ERC no aceptaría e

ste cambio de estrategia y su acuerdo con CiU quedaría roto, abriéndose la posibilidad de una nueva mayoría parlamentaria, tal vez con el PSC.

El sábado pasado, Artur Mas reunió a todo su Gabinete informalmente y les transmistió el mensaje de que era necesario mostrar una actitud de diálogo con el Gobierno de la nación para lograr ayuda financiera para Cataluña, que, dada su situación de asfixia, necesita el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para poder pagar los servicios públicos que presta.

En cuanto al modelo de financiación, Mas es consciente de que el Gobierno no puede asumir un sistema de concierto como el vasco y aceptaría cualquier fórmula que permitiera reducir progresivamente el llamado déficit fiscal de Cataluña a partir del 2018, cuando España haya salido de la crisis. La segunda condición que Mas considera irrenunciable es la celebración de la consulta, que es un compromiso electoral. Estaría dispuesto a pactar la pregunta -o preguntas- con Rajoy y no plantearía directamente la independencia. La consulta se ejercería dentro de las competencias que marca el Estatuto y no cuestionaría la soberanía del Estado.

Esta modificación del perfil que ofrece el político catalán, da idea de la mezquindad propia de su casta, tanto como la ausencia de otros ideales que no sean los referidos a la propia supervivencia del individuo. Un verdadero líder no hubiese cejado en su intento de una Cataluña como libre estado en Europa, con sus derechos y obligaciones, pero D. Arturo, viendo las orejas al eterno lobo de la economía, da media docena de pasos atrás, donde dijo digo dice Diego y renuncia a la soberanía a cambio de un puñado de lentejas que le permitan seguir en el machito de la política activa. Temo que haya previsto la caída de los hermanos Pujol Ferrusola, que quedarán bien situados en calidad de arrendadores del Banco de Santander, por eso de que desahuciar a Botín parece cuando menos, poco probable. Callará el independentismo catalán, por una mayoría entre nacionalistas moderados y socialistas, que es perfectamente posible, y seguirán una temporada así, hasta que vuelvan a propinar un hachazo a la caja de todos los españoles con el cuento siempre inacabado de la independencia.

El sistema que debería haber empleado Rajoy en Cataluña, como buen gallego que es, resultó de perfil extraordinariamente bajo, cuando podría haber utilizado los recursos del Estado y de la Constitución para mitigar, no el despropósito actual, sino la simiente de situaciones futuras similares. Desgraciadamente, ahora nos toca esperar de nuevo.