Superman de Morrison, una de las grandes apuestas de DC, ha salido bastante bien pues, además de tener éxito de público (en el top 10 de ventas desde que salió pese a tener dibujantes malos), lo ha tenido de críticas, si bien ha recibido pitos. Yo le tenía ganas porque, aunque All Star Superman no me pareció tan bueno como muchos dicen, Morrison es el mejor guionista de superhéroes que hay en activo. Así que la oportunidad de que pudiese empezar desde 0 con el El Superhéroe, aunque mediatizado por el pasado y los planes editoriales como siempre, me parecía muy atractiva.
Leído el número uno (2 estadounidenses) la cosa al final ha resultado algo floja. No está mal, pero está debajo de mis expectativas y aún más por debajo de All Star Superman (si bien allí está Quitely y aquí Morales, el día y la noche). El cómic es entretenido y rompedor en cuanto que el Superman que vemos no es un boy scout ultrapoderoso, sino un populista abusón que no duda en torturar tan poco poderoso como lo era al principio de los tiempos, cuando ni siquiera nuestros padres habían nacido (por eso la 1º remuneración de esta cole), pero se esperaba algo más de Morrison. Hace un trabajo correcto en el desarrollo de la historia pero vulgar. Sobresalen su excepcional caracterización de L. Luthor, algo esperable pues ya lo hizo en All Star Superman, la cantidad de acción y el no olvidarse de que la irrupción de un ser poderoso, justiciero, independiente y desconocido provocaría miedo en muchos lugares, lo que matiza la hostilidad de la respuesta de unos gobiernos obligados a proteger a sus gobernados.
El cómic sería espectacular por toda la acción que hay si Morales no fuese un dibujante todo voluntad y nada talento y habilidad al que encima auxilia B. Anderson, el de Astro City, un tipo igual de torpe que él. Pero como lo es, el resultado es un cómic con un aspecto tosco donde brillan las carencias del dibujante, lo que impide disfrutar del mismo. Si bien hay que reconocer que el entintamiento deprecia bastante sus lápices. Así, sería necesario cambiarlo o poner a un entintador mejor que, además de respetar, enriquezca los lápices de Morales.
En conclusión, unos nº que, sin hacer mucho, están por encima de la media. No están mal y son dinámicos, pero si tenemos en cuenta que Morrison lo puede hacer mejor y que hay mucha gente mejor e, incluso, más apropiada que Morales, el resultado es un tanto decepcionante. No obstante, la gran novedad aportada por Morrison, el envilecimiento de Superman (abusa y justifica los medios) desenvilece a los villanos (se defienden), da mucho interés a la serie, pues es un motor que puede dar lugar a grandes historias durante las cuales Superman se desenvilecerá y sus enemigos se envilecerán por aquello de Nietzsche y los monstruos.