El autor de este artículo, redactor jefe que fuera del Diario Palentino, nos introduce con unas profundas reflexiones en un precioso valle: "Fuentes Carrionas".
Por las mil entradas de "Fuentes Carrionas" —¿quién es capaz de ponerle puertas al campo y la montaña?— podemos meternos en este oásis de Castilla. En cualquiera de estas puertas de viento y de horizontes podríamos dejar escrito, al contrario que en la famosa necrópolis parisina: "Halla, mortal, toda esperanza". Es fácil para el visitante franquearlas. Le invitamos a hacerlo. No le hará falta vestirse de nebrisse romana, aunque vaya a una adoración del paisaje; ni descalzarse los pies, como si entrase en una mezquita; aunque vaya a llenarse de toda la gracia de la naturaleza. Bastará, simplemente, entrar, para, como en otro Jordán, purificarse. Y el hombre necesita mucho de esa purificación. Precisa de algo que le limpie del ruído, de la prisa, de la soberbia de su propio enanismo. Aquí, en esta comarca palentina, ante tanto gigante natural, se sentirá más mínimo, para saberse más auténtico.
"Fuentes Carrionas" podrá ser su panacea. Porque ningún ruído, más que el cantar de los pájaros —dulces como el arpa de David que sonara ante el arca de la Alianza—; ninguna prisa, más que la acariciante de las nubes y del agua virginales que pasan; ninguna soberbia humana, tan achicada ante los macizos de las montañas, enturbiarán su vista ni romperán su equilibrio sensible. Al contrario, lo ajustarán y armonizarán, porque aprenderá, entre cielo y tierra imponentes, a gustar las verdades y no falsas inmensidades.
"Fuentes Carrionas" está ahí, subiendo la geografía de España, por la vertical de Palencia. ¿A la derecha del cielo?¿Casi como un vestíbulo del Paraíso? Acaso. Alguien, tal vez, abra la boca y los ojos sorprendido: ¿Fuentes Carrionas? "No me suena" –acaso diga–. No vamos a compadecerle, aunque lo necesite; sino a documentarle; a guiarle. De verdad no te suena? ?Tú sabes cómo suenan los paraísos? Pues si no lo sabes, coge tu mochila, enfila el rumbo y ven pronto a esta hermosa comarca palentina. Sabrás gozar a pleno pulmón, a plena alma, aquella "soledad sonora" que deseó para los bienaventurados San Juan de la Cruz. Es bueno conocer lo que importa. Y la importancia de esta comarca, de este insólito Parque Natural, es grande. Se extiende al norte de Palencia. Desde Mave a Guardo; desde las estribaciones de la Cordillera Cantábrica hasta las proximidades de la Vega de Aguilar de Campóo. Con Cervera de Pisuerga en el centro, como un director de orquesta que acompasase esta sinfonía en Sol mayor de la montaña. Y son eminentes, en "Fuentes Carrionas", los movimientos de esta sinfonía. Un allegro con brío inicial, junto a los Picos de Europa, para destacar el colosalismo de sus sierras: La Peña Prieta próxima y sus compañeros de nubes: "El Curavacas" y "El Espigüete", como tres palos mayores de una gigantesca nave de cimas y de nieves, que se quedó eternamente varada en el bucólico mar de los valles y de los ríos trucheros. Un andante maestoso para seguir la senda de los montes, poblados de hayedos y robledales; de valles pastueños, hechos patenas verdes todo el año, para que una especie de pan de la alegría nos haga comulgar a todas horas la luz y la presencia del alpino paisaje, en el que, en ocasiones, las campanas de una espadaña románica o de una ermita serrana de Lebanza o del Brezo, ponen un dulce ritmo en nuestro corazón cansado, como lo pone la dulzaina cuando la gente baila, a lo alto o a lo bajo, en sus fiestas de estío y típicas romerías del Brezo, Cervera y Puente Agudín. Un adagio sostenuto, que entremezcla la paz del pueblo campesino, huésped de prados y de nieves, tal Tremaya, Camasobres, Brañosera (el primer municipio de España) o los Cardaños; con la vivacidad de los pueblos mineros o fabriles, como Velilla del Río Carrión, Guardo, Cervera, Barruelo de Santullán y Aguilar de Campóo, entre otros, que, entre carbones y batanes, saben mirar también a las estrellas. Y, finalmente, un largo solemne para cantar un rumor de manantiales y fuentes, de arroyos y ríos cangrejeros y trucheros; Carrión, Pisuerga, Pumar, Bilores, Gerino, Areños, entre los espejos vivos de las aguas embalsadas: Pantanos de Compuerto, Camporredondo, Ruesga y Requejada, remansados al norte con la próxima vecindad, al sur, del mar de agua dulce del pantano de Aguilar de Campoo, todos ellos propicios para la pesca, para el deporte náutico y el baño veraniego, o sencilla y transcendentalmente para la meditación, al modo manriqueño. Un movimiento, también, este "Largo" para seguir otra ruta oculta, tan singular como nuestra senda de Argonautas, de las hermosas grutas: "Cova Nostra", "Del Dorcal" y "Cueva de los Franceses", entre otras, donde las estalagtitas y estalagmitas, como flautas de un órgano infinito tañidas por los dedos de un volcán, cantan el himno de la Tierra. Hermoso paseo; inolvidable viaje que todos podemos hacer si, al modo aristotélico, en la andadura y en la contemplación, queremos hallar un sumo deleite. "Fuentes Carrionas" nos lo brinda a manos llenas. Con su cielo y tierra inmensos. Como un don de Dios puesto junto al hombre, para endulzarnos este otro valle nuestro de las fatigas y de las lágrimas._____________________
+Félix BUISÁN CÍTORES, fue doctor en Ciencias de la Información y Académico de la Institución Tello Téllez de Meneses.
ARTÍCULO © Félix Buisán Citores Revista literaria Pernía | Núm.23 | Agosto 1986