A Nicolás Maduro se le están cerrando todos los caminos, de las pocas cartas poderosas que le quedan ya ha quemado varias como lo es el socialista español Rodríguez Zapatero, quien asombrosamente en su presencia en Caracas, Maduro lanzó durisimos improperios contra todos los españoles, incluyendo gobierno, prensa y varios ciudadanos, apoyo que de nada sirvió en su mediación entre el régimen de Maduro y los opositores; otra carta ya quemada es El Papa Francisco, quien últimamente ha estrechado lazos afectivos con cuanto comunista se encuentra en el poder y con el mismo Maduro, ¿acaso será el pontífice quien ayude al dictador a exiliarse en Cuba o Rusia?
Pero lo que casi nadie a notado, es que el ocaso de Maduro le ha tocado en el notorio cambio físico y emocional, ahora se le ve con varios kilos menos que se puede apreciar en los trajes que este a menudo usa, también su cabello está mucho más blanco y hasta muerde sus uñas, algo que ni se ha molestado en ocultar:
Un extraño brillo en sus ojos le acompaña ahora, los opositores en esto le han ganado la batalla, según cuentan quienes le rodean, ya ni duerme y siempre, al estilo Fidel Castro, en alguna pista se encuentra aparcada una aeronave en caso de que el dictador se vea forzado a huir al destierro.
El ocaso de Maduro