Revista Cultura y Ocio

El ocaso de Marco Antonio: Actium

Por Joaquintoledo

Escrito porJoaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.

Luego de la muerte de Julio César, se produjo el llamado Segundo Triunvirato entre Marco Antonio, Octavio y Lepido. Luego de la muerte de este último, tanto Marco Antonio como Octavio empezaron a mostrarse los dientes, pues deseaban obtener el máximo poder, tal cual Julio César lo había tenido, querían ser el sucesor de tal acumulación de poder. Era el preludio para una nueva época en Roma, el imperio. Pero, ¿cuál de los dos sería el primer emperador? Marco Antonio, siguiendo los pasos de su antiguo amigo, se enamoró y se alió con la última descendiente de la dinastía de los Tolomeos, nada más y nada menos que Cleopatra, muy famosa por su exuberante belleza. Sumado a la huida de senadores y cónsules que apoyaban a Antonio, parecía que la guerra civil era sólo cuestión de tiempo. Sin embargo este último, debido a su idilio con la reina egipcia, terminó desprestigiándose a sí mismo.

El hecho es que la política en Roma, como lo fue en Grecia y lo sigue siendo hoy en día, fue muy sucia y oportunista para Marco Antonio. Desde Italia, Octavio planeó toda una propaganda que lo denigraba. Octavio, fue astuto y con legiones y la mayor parte de la flota fieles a su causa decidiría aceptar el reto de luchar contra Antonio y Cleopatra a fin de hacerse con el poder. Estos dos no la veían nada fácil, pues poco a poco vio como le iban abandonando muchas dinastías orientales y sus ejércitos y políticos que aún le apoyaban no veían de buena gana la alianza con Cleopatra, ni mucho menos el tenerla como líder.


Un día mortal para Marco Antonio y Cleopatra

Octavio sabía que contando con la supremacía en el mar, desembarcaría sus tropas donde fuere necesario. Además, tenía a la mayor parte de la flota de su lado. Era 2 de septiembre del año 31 a.n.e., cuando se produciría la célebre batalla de Actium, llamada así por producirse frente al golfo de Ambracia y el promontorio de Actium o Accio.
Antonio había preparado cuatro escuadras, siempre se ha creído que Cleopatra prestó su flota pero sólo se trataba de barcos mercantes, de carga, incapaces para la lucha que integraron una escuadra  y si aún así hubiese sido escuadra de guerra no entró en batalla. En las tres restantes se hallaban los 20 mil soldados romanos fieles a Antonio sumado a 2 mil arqueros. Del lado de Octavio, se habían preparado bajo las órdenes de Agripa a 40 mil soldados. Además se ubicaron un tanto lejos de la costa, generando así que Antonio se vea tentado a salir a mar abierto. Poco después del mediodía el ala izquierda de la flota de Antonio avanzó y Agripa le respondió con su respectiva ala derecha. El flanco derecho de Antonio quiso evitar el cerco tras alejarse un tanto de la costa, aunque lo hizo a costa de la separación con las naves centrales. Poco a poco los tres frentes trabaron combate que en un inicio fue bastante parejo, aunque finalmente, las naves de Agripa aprovecharon su maniobrabilidad y menor tamaño para evitar embestidas y ataques de las grandes y lentas embarcaciones de las pertenecientes a Antonio.


El ocaso de Marco Antonio

En un hecho sin precedentes y totalmente controversial, Marco Antonio, al igual que Julio César, pagaría con creces sus amoríos con la reina egipcia. Resulta que en el fragor de la batalla, Cleopatra ordena enarbolar a su nave almirante, la bandera púrpura, señal que ordenaba la retirada de la armada egipcia, como ya  mencionamos, sin participación alguna. Antonio creyó que la flota egipcia lo abandonaba, y temiendo una traición de la propia Cleopatra, ingenuamente, se lanzó en su persecución. Las fuerzas de Antonio quedaron sin ningún tipo de mando y pronto desorientadas. Esto hizo que Agripa aproveche la situación y de un golpe fatal a la armada antonina. La lucha continuó hasta dos horas después, cerca de las cuatro de la tarde y Antonio perdió aquella batalla. De los casi 600 barcos que participaron del bando romano-egipcio, se perdieron unos 300 entre hundidos y capturados, además de 5 mil vidas aprox. Mientras tanto Octavio sólo perdió 35 de casi 500 embarcaciones y unos 2500 a 2700 muertos. Había sido una victoria que saboreó de muy joven y que lo llevarían a convertirse en el primer emperador de Roma con justa razón.


Luego de Actium…

A continuación en la batalla, Cleopatra declaró la victoria, e hizo que se celebraran grandes fiestas alrededor de Egipto para conmemorar tan increíble hecho, pues su orgullo le impidió reconocer su fracaso. Si bien la batalla naval no fue la última de la guerra civil entre ambos caudillos, si tuvo carácter decisivo pues de ahí en más Antonio y Cleopatra no pudieron detener el avance arrollador, tanto político como militar, de Octavio.


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