Esta vida insomne
Afortunadamente el sueño me acompaña cada noche. No tengo queja ni trastorno, duermo bien a menos que mi alergia persistente a la oscuridad me lo ponga complicado(cada vez tengo más claro que lo que me pasa a mí por las noches es alergia a la ausencia de luz misma, que no respiro y me ahogo).Sin embargo conozco la angustia de aquel que se ve privado del merecido descanso, porque piensa demasiado, porque sufre sus pensamientos. Se pasa mal.Esta breve novela de Nabokov utiliza la expresión en un momento que no puede parecernos más claramente descriptivo de la existencia, en general:La idea de la muerte, que antes me había asustado tanto, era ahora una cuestión intima y simple. Estaba asustado, terriblemente asustado del dolor monstruoso que podía causarme la bala; pero ¿asustado del negro sueño de terciopelo, de la oscuridad eterna, mucho más aceptable y comprensible que el insomnio de la vida?(p.36)Este es un texto sobre un suicida, un enamorado y un observador del mundo. El ojo es un relato que, al igual que las cartas de una baraja bien cortada, entremezcla lo que sabemos con lo que nos sorprende de nosotros mismos. Mediante el seguimiento de un personaje cuya inicial motivación es quitarse la vida, seguimos las vidas de otros tantos hombres y mujeres que deambulan por un Berlín repleto de inmigrantes rusos en la década de los años treinta.Nos damos cuenta de que, en las relaciones con los demás (escasas en nuestros días, todo sea dicho) en nuestras conversaciones, nuestros odios y nuestras impresiones mejores o peores sobre los otros, no hacemos sino desdoblarnos en reflejos de lo que creemos que somos, de cómo creemos que somos, viéndonos en los otros. Y así pasamos la vida y tratando de darle sentido, nos amanece y no dormimos.Nabokov, el joven Vladimir de treinta y un años que escribió esta novelita, debía de dormir mal.O tal vez fuese alérgico a algo.
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