El camino hacia la Colonia Tovar es una promesa de curvas. Se va subiendo desde Caracas como para intentar alcanzar el frío y el paisaje más alemán que guarda Venezuela y que, a veces, se resume en bromelias, fresas con crema, hortalizas frescas, galletas de mantequilla y unas montañas que arropan esas casas que nos llevan a otro punto en el mapa, a otra cultura.
Allí, en la Colonia Tovar -fundada hace 170 años- se realiza desde hace cuatro años la celebración del Oktoberfest, la fiesta de octubre alemana que nació en la ciudad de Munich por allá en 1810 y en la que la cerveza cobra protagonismo. Nuestra celebración no dura 18 días como en su país de origen, pero sí son tres jornadas en las que los colonieros se esmeran por lucir sus mejores trajes, servir la cerveza bien fría y cocinar sus platos típicos para que el visitante se vaya complacido de haber estado inmerso en otra tradición.
Durante los días del Oktoberfest, las posadas y hoteles de la Colonia Tovar permanecen felizmente ocupadas. No cabe más nadie y sus calles se convierten en una fiesta que tiene su epicentro en el hotel Freiburg, lugar en el que una gran carpa guarda largos mesones para el disfrute de los espectáculos que suceden en la tarima: danzas, música, concursos y alegría. Más allá, los distintos kioscos disponen de cerveza, recuerdos, artesanía, dulces, más comida, más cerveza.
Entre las mesas pasan veloces bandejas llenas de salchichas, con chucrut y ensalada de papas y también desfilan las rodillas de cochino, como el plato más contundente e infaltable. Las cervezas van de mano en mano en jarras de varios tamaños, mientras otros deleitan el paladar con un buen strudel de manzana, unos waffles o una tartaleta de fresa con la crema más dulce y precisa que se pueda probar. No importa si afuera llueve, bajo esa carpa todo es un festín después que se abre el primer barril de cerveza y tienen permiso para llenar sus vasos. ¡Prost! gritan en el lugar, ¡Salud! contestamos otros.
Para los curiosos
- Ronald Guttman, presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de la localidad, se dedica con el alma a esta celebración del Oktoberfest, a las calles de la Colonia Tovar, a realzar las tradiciones. Todo lo que cuenta, lo hace con emoción y es imposible no contagiarse de su entusiasmo.
- El Oktoberfest se celebra en la Colonia Tovar de manera intermitente desde 1970.
- Se espera, siempre, un promedio de 2 mil personas diarias y este año la meta era vender 16 mil litros de cerveza.
- Las cervezas que engalanaron esta fiesta fueron: Tovar (con sus variedades de Hef Weizen, Pilsen y la nueva Dulken), Benitz, Polar y Coloniera (en sus presentaciones Porter y Pale Ale)
PARÉNTESIS. Estoy muy agradecida con María Luisa Ríos y sus recorridos Mil Sabores por invitarme a ver de cerca la experiencia y pasar un día distinto, alejada de la ciudad.
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