Revista Deportes

El OLE es una palabra que no tiene explicación (2ª Novillada del VI Certamen de Escuelas Taurinas “La Malagueta”)

Por Malaka

tomas campos

El novillero Tomás Campos firmó lo más destacado de la tarde

Domingo 7 de agosto 2011
2ª Novillada del VI Certamen Internacional de Escuelas Taurinas “La Malagueta. Algo más de media entrada.
6 erales de “Los Guateles”, bien presentados, quizás excesivos para este tipo de novilladas. El 2º bravo; el 3º con teclas pero potable; 1º, 4º y 6º se rajaron y el 5º sin clase.

FRANCISCO DAMAS (E.T. Valencia): estocada. 1 oreja
TOMÁS CAMPOS (E.T. Badajoz): pinchazo y estocada que provoca derrame. 1 oreja
CURRO MÁRQUEZ (E.T. Málaga): pinchazo y estocada tendida. 1 oreja
SERGIO PÁEZ (E.T. Ronda): tres pinchazos, media baja. Saludos tras aviso
CURRO DE LA CASA (E.T. Guadalajara): estocada al encuentro. 1 oreja
FILIBERTO MARTÍNEZ (E.T. Albacete): estocada delantera y contraria. Silencio tras aviso.

EL OLE ES UNA PALABRA QUE NO TIENE EXPLICACIÓN

Por José Daniel Rojo

Decía la copla que “el ole es una palabra que no tiene explicación”, y eso mismo pensé ayer durante el transcurso de la segunda novillada cuando una señora eufórica trataba de animar el cotarro al son de “ole, ole y ole. Y el que no diga ole que se le seque…” Así se tiró la señora, sentada en el tendido 1, durante toda la tarde. “Niño, (refiriéndose al novillero), te digo ole porque eres mu guapo”, continuaba la mujer. Parecía que era la primera vez que la llevaban a los toros e hizo todo lo posible para que la tarde y su aventura taurina resultara verdaderamente inolvidable. Posiblemente, y a tenor de su comportamiento, para ella y los de su alrededor que acabaron contagiándose, si que lo fue. Para el resto de los que allí estábamos el ole, o mejor dicho el olé, con acento, perdió ayer ese encanto que esta corta palabra encierra en su interior. Un buen aficionado me dijo hace ya algún tiempo que el olé lo debía reservar para las ocasiones que verdaderamente lo merecieran y que no me preocupara en cuando hacer uso de el o no porque es algo que sale espontaneo, algo así como cuando se nos coge un pellizco en el estómago o se nos eriza la piel cuando vemos algo que nos transmite y acaricia la sensibilidad. Vista la reacción de esta señora debo reconocer que el olé, como dice la copla, es una palabra que no tiene explicación y que cada uno la siente o la entiende a su manera. Lo que si es cierto es que ayer muy pocos olés profundos sonaron en La Malagueta. Bien por los novillos, que se rajaron alguno de ellos o porque los más potables dejaron entrever las carencias técnicas, lógicas por otra parte, de los jóvenes aprendices de torero.

Lo más destacado de la tarde vino de manos del representante de la escuela taurina de Badajoz, Tomás Campos que supo aprovechar las extraordinarias condiciones de su novillo. Con el capote ya se percató de la dulce embestida del eral y le enjaretó algunas verónicas templadas y con las manos bajas, lástima que algunas de ellas fueran enganchadas. Inició el trasteo con la franela con una silla que fue muy jaleada por el público. Aunque lo mejor llegó en unas series por ambos pitones en las que el chaval consiguió llevar muy cosido en la muleta y por bajo al animal. Supo echarle muy bien los vuelos y tuvo, además, la virtud de ligar los pases. Cortó una oreja, posiblemente la más justa de la que llevamos de certamen, porque aquí sí, el presidente no concedió la segunda ya que había pinchado antes de enterrar el estoque hasta la empuñadura.  Gustó este Tomás Campos que se postula como un firme candidato a la gran final del próximo martes.

El valenciano Francisco Damas se empeñó en llevarse al novillo a los medios y a la más mínima éste aprovechaba para irse a tablas. Se perdió mucho tiempo en dicha tarea y torear, lo que se dice torear, poco. Animó al público con las banderillas tras intentar hasta en tres ocasiones para colocar el primer par y un segundo al violín que quedó caído. Una manoletinas con el compás abierto y otras de rodillas, de todo como en botica, calentaron al público que pidió el trofeo que finalmente fue concedido.

El malagueño Curro Márquez pechó con el novillo más gordo y fuerte, de los vistos hasta ahora. Un burraco de preciosa lámina que fue recibido con unos lances a la verónica intercaladas con unas chicuelinas, ganándole terreno y rematadas en los medios con una una media y revolera. No consiguió ligar los muletazos el representante malagueño y de esta manera le costó llegar más hasta los tendidos. Al final del muletazo despedía al novillo hacia fuera y se quedaba descolocado para el siguiente. Cortó una cariñosa oreja.

Sergio Páez de Ronda mostró estar más verde y a pesar de ejecutar una primera serie potable con la muleta en la mano diestra dominando por bajo al eral, todo perdió el interés cuando el novillo se rajó.  Mató mal pues no sabe ejecutar la suerte suprema, ni colocación ni ejecución.

Ruiseñor, novillo que le tocó en suerte a Curro de la Casa de la escuela de Guadalajara acabó dando hasta tres volteretas en el albero malagueño. Durante el transcurso de una pésima lidia en el tercio de banderillas, el novillo se aburrió y acabó rajándose. Pase cambiado por la espalda para iniciar la faena que no llegó a romper nunca. El chaval se puso pesado, al menos así lo entendí yo, pero el público decía que se lo estaba currando. Si, si, como leen, Curro se lo estaba currando. Bernardinas, circulares y algo más hubo que yo olvidé anotar. El público, en agradecimiento por su ¿esfuerzo? pidió una oreja que el presidente regaló.

Trabajo pensó que iba a tener el alumno de la escuela de Albacete Filiberto Martínez ante un novillo que se preveía complicado.  Novillo con genio y cabeceando que pedía estar firme con el y someterlo por bajo. Filiberto no estuvo a la altura y el novillo prefirió cantar la gallina.

Y así concluyó una tarde que resultó ser pesada. De esas que es mejor olvidar. La única que se llevó buen recuerdo fue “la mujer del olé”. ¡¡Pues “ala” que lo disfrute!!


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