El olfato tiene como peculiaridad ser es el único sentido que posee acceso directo al cerebro, llegando con rapidez al sistema límbico y al hipotálamo, los centros encargados de los instintos, las emociones y la memoria. Estos centros cerebrales perciben olores y tienen acceso a recuerdos que nos traen a la memoria personas, lugares o situaciones relacionadas con estas sensaciones olfativas.
El olfato del recién nacido está bastante desarrollado y es capaz de discriminar diferentes olores, agradables y desagradables, conocidos y desconocidos, pudiendo apartarse o fruncir el ceño si un olor no le gusta.
Los bebes tienen preferencia por los olores familiares empezando por los de su madre. Existe un fuerte lazo olfativo entre madre y bebé que se inicia en el embarazo y se fortalece durante la lactancia. El bebé puede distinguir el olor de su madre entre las demás. Al igual que ella puede reconocer a su hijo sólo por el olor.
Desde el primer día de vida comenzamos a asociar olores con momentos vividos, de esa manera los bebés pueden calmare con el olor de mamá, reconocer los olores previos al baño o a la comida.
Otra curiosidad del olfato es que aunque existen olores irritantes o muy penetrantes que son rechazados universalmente, hay una parte cultural y de aprendizaje que determina si un olor es agradable o no. Por ejemplo, los niños no sienten repugnancia ante el olor de los excrementos.
Estas y más curiosidades sobre los sentidos del bebé las comentaremos en esta sección de Babytribu porque hay que darle a cada sentido la importancia que merece, así que deteneros un momento a disfrutar de cada uno de los sentidos vuestros y de vuestros bebés, que así como un buen masaje también agradecerá un sensible olor, una música o una divertida textura.
#olfatoBebé
Post escrito por:
Psicóloga Lucía Pastrana