Personalmente, hay algunos olores que, cuando aparecen en forma repentina, me transportan a mi niñez:
- El aroma de las tostadas hechas en una tostadora antigua (de aquellas que se colocaban directamente sobre el fuego).
- El aroma de las manos de mi mamá.
- El aroma del café.
- El aroma de los jazmines, que venden en todas las esquinas cuando llega la primavera.
- El aroma de la tierra mojada en los días de lluvia.
- El aroma del pan recién horneado.
- El aroma de mi bebé.
Foto: Flickr (photonyx)