Revista Educación

El olor de tus manos

Por Siempreenmedio @Siempreblog
El olor de tus manos

Puede que resulte escatológico para algunos pero yo echo de menos el olor de mis propias manos y, ni qué decir tiene, el de la piel de mis seres queridos. Porque todo me huele a gel hidroalcohólico, sólo distingo olores dulzones, unos, y otros, tan fuertes, que me provocan un ataque de tos. Antes, cuando le cogías la mano a un ser querido podías saber si había limpiado esa gota de café díscola que se intentó escapar de la taza en el desayuno, si había fumado más que otros días, si la colonia era distinta o acababa de acariciar al perro o a los gatos. Echo de menos aspirar el olor de las manos de mi abuela, que siempre parecían estar suaves de polvos de talco o las de mi madre, con ese aroma tan particular a amor y refugio. La desinfección constante me ha robado esas sensaciones que me devuelven a instantes de felicidad o me advierten del peligro de repetir viejos patrones. Ahora, todo huele igual, una mezcla de resistencia y miedo que construye cada día nuevas capas en la cansada piel de nuestras manos.

El olor de tus manos


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